lunes, 9 de mayo de 2011

6.


Me había llevado hasta enfermería agarrándome de un brazo. Torpemente lo seguí, y no pude evitar tropezarme varias veces, iba sumamente rápido, eso, o mis piernas fallaban. Antes de entrar, este llamo con un par de golpes de nudillos en la puerta, y espero a una respuesta.

-¿Qué pasa?-Annie abrió la puerta.

Me quede mirándola. Estaba, estaba… Esta terriblemente guapa. Era rubia, y aunque no le solía brillar el cabello con regularidad, le brillaba como nunca, lucia unos ojos azules más claros que había visto jamás, y su tez era como la porcelana.

Intente hablar, pero me había dejado estupefacta. Fue cuando él hablo que reaccione.

-Le pasa algo-Me señalo con un dedo.

-Suéltame, haz el favor-Retire el brazo con brusquedad y aun haciéndome daño conseguí que me soltara-Lo ves, me has dejado marca, bruto inútil.

Annie se acerco a mí, y tendió ambas manos hacia mí.

-¿Me dejas ver?-Incluso su voz parecía perfecta.

-Cla…Claro-Parpadee al mirarla, y cuando me toco me estremecí. Estaba fría.

Ambos parecieron intercambiar las miradas, y me llevaron hacia dentro. Me obligaron a sentarme en una camilla y tras hacerme varias pruebas, acabaron sacándome-Como no-nuevamente sangre.

-Annie…-Tras varios minutos tumbada en la camilla, hable.

-Shh, calla-Me ordeno.

-Estoy… Mareada-Cerré los ojos antes de volver a mirar la luz del techo y deslumbrarme sola.

-¿Desde cuándo?

-Hace poco, cuando has acabado lo del brazo…-Bostece.

-No te duermas-Me abrió un ojo y con una linterna pequeña me enfoco en él.

¿Qué no me durmiera? Claro, no estaba tan cansada como lo estaba yo ahora. Intente apartar su mano aunque no tenía fuerzas para obligarla a que dejarla de enfocarme con la maldita luz.

Las voces me parecieron distorsionarse, e intente no dejar de escucharlas, hasta que acabe sumida en un sueño placido y profundo.

Tuve una pesadilla, no recuerdo cual, lo quería hacer, pero me desperté tan alterada que creo haberme borrado la memoria en ese mismo instante.

-Joder-Exclamo alguien.

No veía ni un burro, estaba todo a oscuras y temí que aquello fuera aun la pesadilla.

-¿Qui-quien es?-tartamudee y mire hacia los lados. Nada, que no veía.

Hasta que a mi lado, una débil luz dejo ver un rostro iluminado por debajo. No reprimí el esconderme bajo la fina sabana que tenia echada por encima, y dar un débil grito.

-No, no. Tranquila-La voz me hablo e intento retirar la sabana-Soy yo.

Ya claro, “Soy yo”. ¿Y quién era yo? Me decidí a mirar y me encontré con el chico de siempre.

-Por el amor de dios, que susto-Deje caer la cabeza sobre el cojín y suspire aliviada.

Le escuche reírse un instante, y luego me cogió con cuidado una mano.

-Te han dado por muerta…-Dijo con un susurro.

-Pero… -Me lleve las dos manos a la cara-estoy viva ¿No? Dime que si, por que…

-Tranquila, que lo estas, pero nadie lo sabe.-Me miro.

Ahora que me había acostumbrado a la poca luz, lograba ver no muy por allá de los dos metros de cerca. Si, estaba en una cámara frigorífica. Todo lleno de sabanas azules con bultos debajo. Aquellos bultos…  Oh no, Oh no. Le busque, y su mirada era extraña.

-¿Qué está pasando?-Pregunte incorporándome y viendo que estaba cubierta por la misma sabana azul que todos aquellos cuerpos.

-Caéis como moscas…-Repitió.

Empecé a hablar, pero seguramente no me escuchaba. Llame su atención, y me miro dubitativo.

-Te voy a sacar de aquí.-espeto.

-¿Cómo?-de pronto fue como si encendieran en mi interior una llama de esperanza, nunca pensé que ansiara tanto la libertad.

-No lo sé, pero lo haré.














Madame.B













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Creyeron que podían usarme y tirarme. Intentaron hacerme pequeña. Sufrí muchas humillaciones, pero ahora estoy por encima de todo. Sí, el precio que pagué fue toda mi mida, pero al fin hallé una salida. Y si de lo malo puede salir algo bueno, el pasado descansa en paz. "Marilyn monroe"