lunes, 17 de junio de 2013

A los soñadores.



El sonido de unos tacones, el de una respiración, un bostezo, una risa, un llanto, una pena, una alegría…

Soñar por soñar no se sueña, se sueña para subsanar las heridas de una vida poco feliz, poco sana, que no se tiene todo aquello que se quiere. Pero y si lo tienes todo ¿Ya no sueñas? Pido a los creadores de sueños que me dejen soñar, yo no tengo nada, y apenas mis noches son negras, sin imágenes deslumbrantes que me alegren el oído ante ese sonido imaginario, o ante unos ojos que me miran sin apenas decir nada. Dejadme soñar y vivir, que de noche es cuando más feliz podría ser, y por ser no soy nada.

Ni siquiera el calor es suficiente sufrimiento para hacerme caer rendida en la cama y dejar a mi mente divagar tranquila con tal de soñar, creo que quiero soñar con tanto ímpetu que me autocastigo con ello y no lo hago. Que no veo ni luciérnagas de colores, ni estrellas brillar, ni multicolores al apretar mis ojos. No veo nada. Solo es negro tras mis parpados, y yo sé que hay detrás, hay un mundo, uno por vivir y conquistar, pero se ve que mis humores y mis anhelos últimamente están de luto, porque no se muestran ni siquiera aunque los aclame. 





Creyeron que podían usarme y tirarme. Intentaron hacerme pequeña. Sufrí muchas humillaciones, pero ahora estoy por encima de todo. Sí, el precio que pagué fue toda mi mida, pero al fin hallé una salida. Y si de lo malo puede salir algo bueno, el pasado descansa en paz. "Marilyn monroe"