jueves, 23 de mayo de 2013

Xícara de café!


Camina con finos tacones sobre un suelo de loza, que mas de un charco de licor o vino habrá soportado, además, la ceniza en sus juntas desvelan que pisa  allí donde la gente se reúne y se ve, habla y ríe, toma y come.

El olor del café de la tarde le inunda las fosas nasales, el café cubano le recorre las venas y mueve sus caderas hasta llegar a la barra, donde la saludan con un acento inconfundible, donde la S parece una Z y la Z parece una C, duele leerlo, pero de sus lenguas surge un acento tentador y sensual que muestra de donde son.

Hay una suave música de fondo, y a más de un presente se le van los dedos de las manos, golpeteando al ritmo del sonido. Ante ella el platillo se desliza, con una taza humeante de recién café molido, ardiendo, amargo y fuerte, y capaz de despertarla tras una noche de locura y desenfreno. Le duelen los pies, y las mejillas de tanto sonreír. Bailó demasiado, pero las fiestas son así, o lo das todo o nada.

Aun guarda el recuerdo del tacto de ese hombre, del beso que disfruto y acabo envuelta en su boca sin saber cómo ni por qué. Solo sabe, que aquel suelo que pisaba encerraba promesas, dolores de cabeza, de corazón, y del alma. No tenía nada que perder, quizás tiempo, sentimiento y la cabeza, si no, recuperaría cordura, confianza, y emprendería algo llamado vida.





























X.

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Creyeron que podían usarme y tirarme. Intentaron hacerme pequeña. Sufrí muchas humillaciones, pero ahora estoy por encima de todo. Sí, el precio que pagué fue toda mi mida, pero al fin hallé una salida. Y si de lo malo puede salir algo bueno, el pasado descansa en paz. "Marilyn monroe"