Intente en varias ocasiones ponerme en contacto, cada vez que salía a caminar o a que me sacaran sangre, con Annie. Pero me había sido complicado, la seguridad se había visto aumentada en un número importante en mi planta, y enfermería estaba que echaba humo de lo llena que empezaba a estar. Nos habían empezado a hacer controles de salud, revisiones periódicas y parecía que la comida había mejorado en calidad y a la hora de dárnosla ya nos la daban en pequeñas bandejas con porciones razonables. Aquello había sido un gran cambio, la verdad, era incluso cómodo ver como a la gente de la celda le había cambiado la cara mínimamente. Los primeros días a ese cambio, cedí parte de mi comida a una chica que llevaba días sin comer-antes de que cambiaran las cosas claro- y andaba un poco desganada, parecía que no tuviera suficiente con su ración, y algo me hizo cederle mi comida. Pareció extrañarse, pero luego cuando el estomago le amenazo con abrirse y que un pequeño monstruo saliera de ella para comerse la comida que le había dejado al lado-Hablo exagerando los ruidos de su estomago-, cedió por comérselo de buen grado. Mi humor había cambiado ligeramente, aunque había momentos que estaba más irritada que otro cuando me acordaba del descuido de la chaqueta… Me ponía de los nervios pensar que Annie se diera cuenta de que era del chico que me había ayudado mínimamente o que llegara a pensar que se la había robado o algo. Aquí cualquier cosa podía ser utilizada en tu contra, o a saber que podría pasar para que saliera alguien perjudicado, y no era la cuestión. Un día, junto con Elisa, la chica con la que había hecho migas al cederle mi porción, hablábamos de cómo matar el tiempo. Se ve que a nadie le hacía gracia que las dos hubiéramos empezado a hablarnos, ni a los de dentro de la celda, ni a los de fuera. Por eso, mientras yo andaba distraída pensando, un chico corpulento se abalanzó contra Elisa golpeándola sin ninguna razón. Oí varios golpes y rece para que no le hubieran dado a la chica, que se intentaba defender.
Me tuve que meter en medio, lo tenía que hacer por narices. Al hacerlo, conseguí separa al chico de Elisa y observar que le había partido un labio y alguna vena interior de la nariz-Esperando que no se la hubiera roto-. Mientras agarraba al chico por los pelos, este me proporciono una buena patada en un tobillo haciéndolo ceder y hacerme caer de costado. Aquello se estaba sobrepasando de mi límite personal. Así que me lie a puñetazos con aquel tipo. Sabía que saldría perjudicada, era más corpulento y me pasaría de edad uno o dos años no mas, pero eso se notaria a la hora de arrearme un puñetazo en el ojo o algo así. Cuando la pelea fue más allá de los golpes, empezaron los gritos y con ello, tuvo que venir un guardia asqueroso con una porra a participar en la pelea. Nos dio bastante fuerte a los dos, y nos dejo exhaustos aunque el chico parecía no querer parar. Fue quien más golpes recibió, pero parecía aguantarlos mejor que yo. Cuando vinieron a llevarnos a enfermería-Mira tú por dónde, ahora iba yo a parar a enfermería- note un revuelo de rumores. No entendía ninguna palabra suelta, todo eran murmullos. Nos dejaron a cada uno en una sala, y nos atendieron diferentes médicos, o doctores, lo que fueran. Me limpiaron la sangre que me caía del labio y me dieron dos puntos en el labio y uno en la ceja. Parecía ser que el chico tenía un buen puño de acero escondido. Mientras me atendían, Annie entro por la puerta y pareció sorprenderse cuando me vio.
-Vaya, ¿Tu por aquí?-Se acerco un poco mas poniéndose al lado de su compañero que iba con mascarilla.
-Una pelea, nada del otro mundo-Sonreí y tuve que dejar de hacerlo al momento me tibaron los puntos.
-Ya acabo yo, tu atiende a los demás-Cogió la Abuja de la mano de su compañero y comenzó con lo que el otro no había terminado.-Parece que no haces más que meterte en líos.
-¿Qué? Eso es mentira, son los demás, y en un intento de evitarlos recibo…-Dije, y note que aquello había sido una escusa un tanto infantil.
Ella se limito a sonreír mientras miraba fijamente lo que hacía, de pronto me queje y ella se sobresalto.
-¿Te he hecho daño?-Pregunto, pero enseguida volvió a lo suyo.
-Pensándolo bien, me estas cosiendo una herida de la mano…-Rio flojo, por lo del labio.- ¿Puedo preguntarte algo?
-La chaqueta ya no la tengo.
¿Ehh? No era eso lo que quería preguntarle, pero ya había sacado el tema.
-¿Cómo que ya no la tienes? ¿Qué has hecho con ella? ¿…?-Me sobresalte sin sentido.
-Tranquilízate, haz el favor, tus latidos se han disparado enloquecidos-Me miro un instante, parpadeo y siguió-Me ha desaparecido, sabía que era tuya, pero no tenia oportunidad de devolvértela, lo siento mucho, pero me desapareció el otro día cuando empezó a llegar gente sin control.
-De eso quería también preguntarte... ¿Qué está pasando?-Pregunte en voz baja, por si acaso-La seguridad…
-Varios humanos se han infectado con un pequeño virus que les hace tener fiebre y los pulmones se sobresaturan de mucosa.
Eso sonaba a un simple resfriado.
-¿Un…Resfriado?-Pregunto, desconcertada. Es entonces cuando Annie me vuelve a hacer daño al mirarme.
-Un ¿Qué?-había parado drásticamente.
-Sí, un resfriado, es lo más común…pillas frio, y luego un golpe de calor y ya está. Se pasa rápido. En casi todos los casos, claro.
-Sabía que era algo sencillo-Chasqueo la lengua y volvió a mirarme la mano dando un último punto-Bueno, ya estas, si quieres quedarte a descansar puedes, esta sala la tengo normalmente vacía, solo la tengo para heridos.-Corta el hilo y lo guarda todo para limpiarse las manos.
-¿No sabias lo que es una resfriado...?-la miro sin comprender.
Ella se me queda mirando como si se hiciera la loca, y en un momento sus facciones cambian.
-Claro que lo sabía, lo que pasa que lo más común en un medico es ponerse en lo peor cuando tan solo es un resfriado-Dice sonriendo.
Qué cosa más extraña. Bueno, me da igual, ahora puedo descansar un poco. Me despido de ella, y cierro los ojos unos minutos. Pero la tranquilidad no me dura eternamente, Annie vuelve a entrar y hace ruido. Se irá dentro de poco, seguro, así que no abro los ojos.
-¿Otra vez en enfermería?
¡Esa voz!
Abro los ojos de golpe, y mi ceja me duele. Lo miro y veo que va con un uniforme, ¡El de seguridad!
-¿Otra vez tu por aquí?
-¿Mi chaqueta?
Eh… ahh… Mierda. MierdaMierdaMierda. Pillada. Parece ser que se da cuenta de que he empalidecido o algo peor, y entonces parece reírse.
-Tranquila, tranquila, estaba colgada en el perchero de enfermería, y la pille.
Respiro aliviada, pero no del todo.
-¿Vienes a buscarme?-Entonces se me viene a la mente un cuento de hadas, en el que el príncipe azul viene a rescatar a la princesa. Menuda burrada más grande lo que ha recordado mi mente. Paso de sonreír como una inútil.
-Sí, no vas a poderte quedar a descansar como supongo que te gustaría.-Se coloco el casco.
-Dejaría que me golpearas con tal de quedarme aquí a descansar varios días más…-Muy segura de lo que digo, me levanto.
-No digas idioteces ¿Quieres? Vamos-Me coge del brazo y me arrastra.
-Eh, eh, que se el camino y se caminar. Que no se te suba el uniforme a la cabeza.-Primer error, coger confianzas con alguien a quien no conoces de nada.
Parece ser que no me hace caso, que le da igual lo que le diga, me aprieta más fuerte y me arrastra con más prisa. Abre la celda, y me hace entrar en ella. Me giro de inmediato para mirar por los barrotes de la puerta y me cruzo con sus ojos, sin entender el cambio de personalidad.
-¿Estás bien?-Pregunta la voz de Elisa.
No sé cuantas veces me preguntaran eso. Claro que estaba bien. Encerrada en cuatro paredes, y siendo tan inútil como siempre.
Lo sé, lo sé, no hay descripciones de los personajes, ¡todo llegara en su momento!
Madame.B
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