viernes, 21 de enero de 2011

Una decisión.




Me encerré en mi habitación aislada de Ryan y de todo lo demás. Arrodillada frente a la cama cruce los brazos sobre esta y enterré el rostro en ellas. Gabriel… Lo había perdido.

Ryan me acabo de rematar con sus palabras, una guerra, alguien más que moriría… Estaba cansada de tanta tragedia. Sin en cambio Víctor había intentado sacarme de el sótano varias veces, y fue quien me agarro al salir de aquella oscura habitación. Parecía que había cambiado su forma de pensar, o lo había dejado pasar… Pero seguramente no sería  tan sencillo como yo pensaba.

No sabía como combatir en una guerra, ni cómo funcionaban. Yo solo me limitaba a sonreír en fiestas, y poco más. No conseguía posicionarme frente a un ejército entero, blandiendo espadas y llevando armaduras pesadas. Mis aparentes ventajas no me ayudaban en aquel momento a solucionar el problema.

-Dravulia… si pudieras aconsejarme…- sabía que era la única que tenía una respuesta, pero incluso en aquel momento dude de mi misma.

La habitación se inundo de sombras y un aire denso  hasta que a mi lado aquel aire denso en forma de niebla se convirtió en una silueta.

-Hija mía…-Respondió la voz.

Levante la mirada viendo que aquella silueta era de Dravulia.

-Ayúdame, todo se complica en cada segundo que sigo viva…

-Tus ojos negros te ayudaran, se consciente del poder que te di pequeña, juega con el tiempo, juega con la mente…

-No me sirve de nada el tiempo y la mente, pretenden que mate a mi padre.

-Yo estaré contigo en todo momento tranquila-Note como acariciaba el cabello que caía sobre mis hombros.

-Aun no sé el límite de mi poder…

Antes de terminar de hablar, entraron en la habitación haciendo desaparecer la silueta de Dravulia junto con las sombras. Mire hacia la puerta encontrándome con Víctor que se acerco y se puso de cuclillas a mi lado.

-¿Todo…bien?-Paso su pulgar bajo mis ojos.- ¿Quién era el espíritu que había aquí contigo?

Entendí en ese momento que no le había sido extraño acabar de presenciar aquello.

-Quien me dio mis ojos y el poder…-Cerré los ojos queriéndolos ocultar.

-¿Qué piensas hacer…?

-¿Acaso tengo otra opción?-pregunte resignada.

-Aunque tu padre no este, el trono de Francia seguirá vacio, no estás casada, y si Ryan pretende colocarse en esa posición…

-No, dime que no-Empecé a negarme rápidamente.

-Puede hacerlo, pero tendría que tener la aprobación de tu padre… y si está muerto, poco podrá otorgarle.

-Pero entonces no tiene ningún punto fuerte su supuesto plan…

-No te dejes engañar,…Katheryn, aquellos libros que le viste un día sobre la mesa del estudio… Son libros de magia, intento buscar cómo hacerse con los poderes de una bruja o brujo… Este dispuesto a cualquier cosa, su locura ha sobrepasado cualquier límite del que tú y yo podamos pensar.

Enmudecí en aquel momento. Mientras hiciera todo lo que él me ordenara seguiría supuestamente a salvo de él, pero a la mas mínima podía conseguir que acabara con mi familia e incluso conmigo misma.
Víctor me acaricio la mejilla y entendí  sus disculpas. La verdad era que el error había sido completamente mío. Lo bese largo y tendido hasta que apoye mi frente en la suya cerrando los ojos.

-Perdóname por lo que he hecho y lo que voy a hacer…

Me alce tan rápido como pude y camine varios pasos hasta que su mano se desprendió de la mía, salí de la habitación y me dirija al estudio donde supuse que estaría. Al entrar su mirada se clavo en mí tan ni siquiera poner un pie en la sala.

-Casémonos.

Note como mi pecho se resentía ante las palabras.

Ryan sin en cambio no esperaba que diera ese paso tan rápido.

-¿Cuando?-Pregunto mientras se levantaba de la butaca.

-Cuando quieras, prefiero que sea lo antes posible.

Paso por mi lado rozándome el brazo para salir del estudio. En ese momento el cuerpo entero se me encogió y entendí que acababa de sentenciar mi final.

Habían pasado dos días desde la muerte de Gabriel y de mi compromiso. Víctor desaparecía largas horas en la noche, en las que prefería verle antes de que estar sola en mis últimas horas de vida normal. Ryan no paraba quieto. Y yo, en dichas horas, las pasaba sentada en una silla mirando por la ventana hacia la oscuridad. El tercer día por la noche, Ryan me mando a preparar una maleta sencilla con un bonito traje y poco más, sobre medianoche un carruaje paro frente a la mansión haciéndome montar en el junto con Ryan.

-Déjame despedirme por lo menos…-Pedí a Ryan.

Este que subía tras de mí, me miro sumamente mal, pero acabo aceptando mi petición y me dejo bajar. 

Víctor estaba allí, ayudando a montar las maletas en la parte trasera.

-Querida-Tendió ambas manos hacia mí.

Sin demorarme estreche sus manos contra las mías y me abrace a él.

-Lo siento de veras…-Roce mi mejilla contra su camisa blanca y este apoyo su cabeza en la mía.

-Te voy a querer, aun sabiendo que este junto a él-Me estrecho aun mas entre sus brazos.

-¡Katheryn!-Grito la voz de Ryan.

-… ¡Voy!-Dije sin ganas-Te querré a pesar de todo-Me di prisa en besar sus labios.

-Y yo-Dijo agarrando mi mano que aun tenia sujetada con fuerza en un intento de no dejarme ir.

No le volví a mirar hasta que subí al carruaje. Ryan me miro y yo aparte la mirada a mis manos, en ese momento me di cuenta de que me faltaba un guante de seda que llevaba. Al mirar hacia atrás estando una vez ya en marcha, observe a Víctor guardarse el guante que me faltaba entre sus manos.



























Madame.B.

2 comentarios:

  1. Muy bien... se casa... bien, sin problemas. Solo que casi me da algo cuando me he imaginado la situación con Victor. Lo has escrito de una manera tan bonita y clara que me he metido en la historia, desde la perspectiva de Katheryn.

    Ahora a esperar a ver qué pasa con la guerra de Francia, el trono y demás.

    Tquiero!!

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  2. si tomar una desicion es fingir la felicidad de los demas dime por que lo haces :D Y a un sigue el mundo de caos ...

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Creyeron que podían usarme y tirarme. Intentaron hacerme pequeña. Sufrí muchas humillaciones, pero ahora estoy por encima de todo. Sí, el precio que pagué fue toda mi mida, pero al fin hallé una salida. Y si de lo malo puede salir algo bueno, el pasado descansa en paz. "Marilyn monroe"