Los minutos pasaban, y ya empezaba a sentirme atraída a su latido. Escuchaba la voz de Ryan al otro lado de la puerta mientras discutía con Víctor a puro grito, incluso Víctor había llegado a golpear varias veces la puerta hasta que Ryan lo había separado o reducido. Me había sentado en unos escalones estando lo más alejada posible. Aunque en un principio se había movido, no había hablado, ni abierto los ojos cuando Ryan le quito aquello de la cabeza, ahora respiraba con fuerza, y le escuchaba moverse intentando soltarse. El aroma de su piel era sumamente intenso y me hacia estar en tensión cada segundo que pasaba.
-Deja de moverte-Pedí con voz firme y dura.
Se movió frenéticamente antes de que le hablara, en cuanto escucho mi voz paró enseguida.
-¡Soltadme!-exigió con voz ronca.
-No soy yo quien os mantiene prisionero-cerré los ojos al ver que no reconocía mi voz.
-Pues entonces ayudarme, si no sois quien me tiene aquí, por lo menos hacedme poner los pies en el suelo.
Mire al frente, y pensé un momento. ¿Prefería matarle a él, o a mi padre….? Sabía que seguía vivo, me había tenido a una edad para muchos temprana y para otros… Bueno, sabía que estaba vivo, y no quería saber de su existencia, pero tampoco acabar con ella. Y a él le quería… ¿No? No lo había tenido presente en mucho tiempo… Ahora no podía pensarlo todo con claridad, no cuando me llamaba otra cosa. Cerré los puños tan fuertes como piedras, y me puse en pie. Baje escalón a escalón pausadamente. ¿Es que acaso tenía sentido que al dejar de respirar siguiera oliéndole? No, pero le olía igualmente. Tropecé con una piedra al haber dejado la lámpara cerca de él. Una vez estuve a la luz de la llama el guardo silencio y me miro. Yo sin en cambio intente no mirarle y desatarle los pies para ayudarle a ponerse bien, tire las cuerdas –me extraño que Ryan no le hubiera colocado grilletes, pero para colgarle del revés quizás le hubiera herido quise pensar- y volví a alejarme nuevamente.
No sabía cuando había pasado ya, pero mi cuerpo temblaba y mis manos habían adquirido un color blanquecino y azulado. Empezaba a encontrarme mal, y parecía perder la cabeza en cada latido que emanaba de su pecho.
-Gracias-sentado en el suelo se tocaba los tobillos y las muñecas intentando aliviar el dolor.
-…De nada.- Volví a las escaleras.
-¡Espera! ¿Por qué te vas? No soy yo quien te va ha hacer daño…
Me gire para mirarle.
-Soy yo, la que te puede hacer daño a ti…-retire el rostro antes de que los colmillos se vieran a la luz
En ese momento algo en su voz cambio a la vez que su corazón empezó a latir frenéticamente.
-¿Katheryn?... ¡Katheryn!
Clave la mirada en la pared de piedra. Parecía ser que el estar al revés no pensaba bien. Sonaba irónico.
-No-dije rotunda.
-Si-su cuerpo se resintió al ponerse en pie, pero supo mantenerse- eres tú…
-No te acerques-Mi piel se había despertado atraída por la suya y me estremecí.
-Tranquilízate solo quiero…
Sus latidos me martilleaban la cabeza como si esclavos intentaran picar una mina dejándome sin escucha.
¿Me dejaría morir de hambre Ryan…? Seguían sus gritos al otro lado de la puerta igual o más audibles que antes mezclados con el martilleo.
Mis manos se aferraron a mi estomago clavándome a mi misma mis uñas. Pensé por un momento que me desplomaba de hambre y me golpearía contra el suelo, pero entonces sus brazos me aferraron impidiendo que la caída fuera aparatosa. Junto a mí, él clavo las rodillas en el suelo, mientras que yo mantenía la cabeza baja con el cabello caído hacia adelante.
-Aléjate, aléjate…-Me cogí el estomago tan fuerte como pude gimiendo de dolor.
-¿Qué demonios te pasa?-Su mano cruzo frente a mi rostro dejándome ver su vena de la muñeca a la vez que me hacia girar el rostro hacia el.-Katheryn…
-Gabriel… yo…-Trague tan fuerte como pude sin acabar de vencer la tentación por completo.
-Tranquila…-Se acerco a mí y entonces me beso.
Mi cuerpo exploto en una bomba de tensión, hasta que su lengua rozo la mía y mi naturaleza en aquel momento cedió. Mis dientes se clavaron en su labio inferior tanto como pudo dejando inundada mi boca de sangre fresca en un momento. Sus manos me empujaban hacia detrás intentando gritar y gemir, mientras que yo lo mantenía contra el suelo. Este retiro la cara haciéndome rasgar su labio partiendolo y liberándose. Pero su cuello estaba allí para mi, reluciente y con millones de venas marcadas. Allí mis colmillos profundizaron todo lo que quisieron.
Pero antes de que pudiera seguir tragando, mis ojos le vieron tendido sin vida haciéndome apartar de enseguida.
-¡No, no, no!-Me lleve las manos a la boca y corrí a la puerta golpeándola- ¡Lo he matado maldito! ¡Lo he matado!
La puerta se abrió y caí en los brazos de Víctor.
-¡Lo he matado Víctor, lo he matado!-Grite horrorizada.
Mire hacia el sótano bajando la mirada por las escaleras encontrándome con su cuerpo manchado y la cara destrozada. Víctor me soltó en aquel momento y bajo tan veloz como pudo.
Mi cuerpo cayó sobre una alfombra de colores rojos y cremas cuando gotas negras caían de mi rostro. Lloraba, estaba llorando. Pensé que aquello nunca más lo podría hacer. Entonces, unos zapatos negros pararon frente a mí.
-En tu nombre, he proclamado una guerra en contra del rey de Francia.
Madame.B.
Vencer la tentación es complicado... pobre Gabriel, con lo bien que me cayó al principio, ché!
ResponderEliminarUna guerra? ¬¬ Ryan es tonto y no hay más palabras. Esto va a acabar mal... me de a mí.
En fin tesoro, un día más, otro capítulo increíble. tqQQQqqmuchooo!