No me dio tiempo a reaccionar cuando le vi la cara. No sabía cómo hacerlo, ni que tenía que hacer. Me era complicado decantarme por que despertaba en mí, pero todo estaba mezclado en el mismo sentimiento. No dude ni un segundo en que mis ojos se abrieron todo lo que pudieron, al verle a él.
Cerró la puerta tras de sí, y se acerco a mi sin demorarse. Mis manos temblaron en una milésima de segundo, lo que tarde en sentir una de sus mano tocar allí donde el sol se había clavado con tanto ímpetu, sin remedio, cerré los ojos.
-¿Cómo te encuentras?-Este parecía divertido.
-Ryan, déjame tranquila, te lo suplico-Mire su mano en mi pecho, y la retire con cuidado.
-Oh, vaya, la dama se ofende por preguntarle cómo esta-Clavo sus ojos en los míos.
-No me ofendéis, tan solo os pido que olvidéis mi existencia, aunque seáis quien me dio la vida eterna.
-Sabes muy bien, que tu, eres mía-Ante ese comentario no me atreví a volver a plantarle cara-Y aunque andes por ahí con mas hombres, seré tolerante a todo lo demás, dejándolo pasar…-La risa que me ofreció me hirió en lo más profundo.
-¡No soy meretriz!
Intento tocarme, pero aparte sus manos tan rápido como pude ofendida. El reía y más fuerza sacaba de sí mismo para poder conmigo. En aquel momento, me vi tendida en la cama, y el tendido sobre mí. No quería volver a sentirle, de ninguna otra forma por mínima que fuera, pero todo aquello que me inundaba era más fuerte que yo. Ninguno dijo nada, tan solo nos quedamos quietos donde estábamos, mirándonos el uno al otro. Sus labios intentaros apresar a los míos sin éxito, girando yo el rostro hacia otro lado y depositando el beso en mi cuello. Se quedo allí clavado, haciéndome estremecer y agarrándome con una mano a su espalda. Le note resignarse, pelearse, mientras sus labios seguían allí, en mi cuello.
Las puertas se volvieron a abrir, y todo estallo en mil pedazos. Ryan se separo de mí con desgana, dándole la espalda a Víctor, sentándose a uno de mis lados, mientras yo, tendida sobre la cama, miraba hacia la puerta y quedaba horrorizada.
Corrí por ponerme en pie y seguirle antes de que pudiera cerrar la puerta al irse. No había dicho palabra, pero el brillo que había cruzado su mirada, había sido igual de afilado que una cuchilla.
-¡Víctor, te lo pido por favor, espera!-Corrí tras de él consiguiendo al fin, alcanzar una de sus manos.
Cuando por fin lo tuve frente a mí, zarandeo su mano con un movimiento bruto, golpeándome el rostro mientras su mano se liberaba de la mía.
-Puede que Ryan se pasara la otra noche, pero que sigas rendida ante sus pies…Tuve que dejarte allí, sin ayudarte a salir del establo. Nunca pensé que tú serias ese tipo de mujeres Katheryn.
Y sin mediar otra palabra, se fue dejándome estupefacta en mitad de un pasillo oscuro.
-¡No!- Intente seguirle en un principio, pareciendo ridícula- ¡Yo te quiero…!
Aquel día no le vi mas, sin en cambio Ryan parecía de lo más tranquilo mientras se paseaba por donde yo caminaba cabizbaja.
Pasaban las noches, y no tenía ganas de salir, ni caminar, ni siquiera de hablar. La imagen de aquel momento era traicionera, y se pasaban en mí cada vez que peor estaba. Los recuerdos me atormentaban, y parecía ser que incluso la muerte de Grey-Ya pasada- Me afectaba más de lo normal.
Al cabo de tres noches, Ryan se empeño a enseñarme lo que solía leer en su tiempo libre. Nunca entenderé el por qué llegue a aceptar. Pero cuando entre en el estudio, di gracias al poderle ver. Sostenía un gran libro, y se sentaba en una gran butaca de color marfil junto al fuego que siempre había encendido.
No pude evitar mirarle, aunque en cuanto sus ojos se elevaron lo más mínimo, aparte la mirada. Quería hablarle, pero sabía que el guardaría silencio. No estaba cómoda allí, y quise salir- por lo menos corriendo aunque fuera-.
-Ryan…-Tras días sin salir de mi garganta, la voz era poco audible, y con altibajos de volumen- Ya me lo enseñaras en otro momento, ahora, necesito salir.
Me quede apoyada en la pared del pasillo nada más cruzar la puerta. Nunca había pensado que querer a alguien fuera tan complicado y más si lo había manchado todo con más personas. Me senté en el suelo apoyando los brazos en mis rodillas para aislarme de todo. A los pocos minutos, alguien salió del estudio, y pareció dudar un instante.
Al levantar la mirada, vi a Víctor mirar hacia mí. Volví a morderme la lengua y ambos apartamos la mirada.
Ah claro, la culpa solo para ella... cómo si Ryan no tuviese nada que ver ¬¬
ResponderEliminarPues sabes qué? que más te vale continuar para que pueda saber qué demonios pasa xDD
tQQQ!