Su alma en mi interior.

Gire hacia la izquierda entrando en un callejón lleno de basura y container quemados. Subí cuatro escalones entrando por una puerta metálica. Tire el abrigo de visón al suelo, tenia calor, demasiada. Tenía bastante con las botas altas, los pantalones de cuero y el corpiño ceñido. Pase unas cortinas de plástico blanquecino, entrando en una cámara frigorífica gigante. Colgados de los ganchos había decenas de trozos de carne ensangrentados, algunos conservaban la forma de cuerpo y otros simplemente eran pedazos sueltos. Pase entre ellos apartándolos de mi camino manchando mis manos de la sangre que caía al suelo, el último que aparte respiraba. Le vi a él, sentado en  su trono, mirando hacia el salón lleno de las mismas criaturas como él.
En el centro de la sala había una fuente que echaba sangre, allí aquello era el vino y comida de toda aquella multitud.

-Hazlo.-señalo a la chica.

Hizo girar todo el sillón para poder ver a la humana que aun respiraba. Al mirarla, la chica gimió sin poder llegar a gritar, ya que tenía la boca tapada con un trozo de tela.
Amarrada por los brazos con cuerda y colgada del gancho sin ser atravesada, vestía un bonito traje rojo con escote y una raja en la falda bastante larga.

Me acerque a ella, girando sobre su entorno y viendo la espalda descubierta llena de arañazos al igual que la nuca y el cuello. La sangre no me ponía, pero imaginarme lo que él llegaba a hacer me era extremadamente sexy. Baje la tela de su boca teniendo los ojos fijos en los suyos, no grito, tan solo respiraba pausadamente. Pase el dedo índice por sus labios.

Al acercarme más a ella, él se pego a mí agarrándome de la cintura. Pegue mis labios a los de la chica y empecé a absorber. Poco a poco fui separándome y succionando su alma. Los ojos de la chica estaban abiertos totalmente y poco a poco perdían el brillo de la vida.

Acabe apoyando la cabeza en su hombro, el alma ya estaba dentro de mi y se removía inquieta. Lamió mi cuello abriendo una brecha en la piel bebiendo mi sangre, estaba débil por a ver tragado el alma de aquella chica, y ahora seria más débil al perder sangre. Paró de beber. Sabia lo que quería, me gire hacia él y le bese, empezó a extraer cada alma que había succionado durante el día. Al acabar volvió a pegarse a mi cuello y a la vez clavándome lo que me hacia falta para sobrevivir, sangre de vampiro.