lunes, 2 de mayo de 2011

Two.


Me desperté gracias al frio del agua. Un capullo me acababa de echar un cubo bien frio para que saliera a caminar. Me quería negar, ya que estaba débil y aturdida, pero me había entrado agua por la nariz y estaba tosiendo mientras me goteaba la camiseta.

Al salir detrás de mis compañeros y compañeras me entro el frio, tenía que ponerme a caminar deprisa si quería entrar en calor, aunque si me distanciaba del grupo, no me esperaría nada bueno. Así pues, me acomode al paso de tortuga que llevaban. En menos de quince minutos estaba muerta de frio, abrazándome a mi misma con el pelo húmedo, y medio azulada por mi temperatura.  Me había rezagado un poco y cada dos por tres el guardia me daba con la porra en un hombro para que caminara más deprisa. Me estaba poniendo nerviosa por momentos.

Cuando ya me canse, me gire en un intento nulo de encararme con el guardia que rápidamente me dio en un hombro con fuerza tambaleándome hacia un lado.

-Maldito hijo de...-le levante la mano y este me tomo por el cuello reduciéndome contra una columna redonda que me hizo añicos la espalda. Me acababa de quedar sin aire debido al golpe y tenía el corazón en la garganta. 
Me  aferre a la columna para mantenerme en pie, fue entonces cuando prosiguió mi paliza frente a todos aquellos individuos que caminaban mirando indiferentes. Me volvió a golpear en la espalda, luego en el costado, mientras me gritaba.

-¡¿Maldito hijo de que, mísera humana?!-Se volvieron a repetir aquellos malditos dolores en mi espalda-¡No volverás a revolverte jamás!

Gemía de dolor, mientras que me privaban de aire. Me iba resbalando cada vez más por la columna hasta llegar al suelo. No podía suplicar que parase, porque no tenía aire con el que hablar, ni siquiera podía llorar de dolor al ser tan seco.

A cada golpe perdía algo, cuando pensaba que ya se acercaba el último fuerte, o una cadena de azotes, no ocurrió nada.

-Frank, déjala  ¿No ves que ni puede respirar?

-Déjame que acabe con ella.

Entre esa pausa hubo una especie de forcejeo.

-No, ¿Queréis que duren más? Pues cuidar de ellos, si no pronto desaparecerán-Volvió a haber una pausa- vuelve con su grupo, yo me encargo de ella.

-Ten cuidado.-La voz del guardia me resonó en la cabeza.

No me había relajado en ningún momento, ni había mirado de quien se trataba, pero me tocaron con cuidado.

-Relájate, se ha ido-Me susurraron muy bajo.

Quite un brazo de encima de mi cabeza y eche un rápido vistazo para saber si era una trampa. Volvía a ser el chico del otro día. Parecía diferente, o mejor dicho, era diferente.

Me tendió de nuevo una mano, y aunque la abría aceptado, dudaba de que pudiera levantarme de una sola pieza.

-No creo que pueda…

-Si te cojo en brazos, me miraran raro o mejor dicho, me jugare el puesto de trabajo…

Dicho eso, intente levantarme por mi pie intentando ser orgullosa, pero la paliza me había superado y tuve que agarrarme a su mano en algún momento.

-Te llevo a tu celda.

Creo que aquella conversación estaba siendo la más larga en toda mi existencia.

Mientras caminaba por los pasillos, notaba como estaba bajo su mirada. Tenía un brazo en mi estomago y otro en la pared como punto de apoyo. De vez en cuando pasaba alguien sin demorarse. Una de las veces, tras pasar uno, me dio una fuerte punzada de dolor haciéndome retorcer y agacharme para no caer de forma brusca. En seguida tuve al chico a mi lado,

-¿Te encuentras bien?

En ese momento me limpie algo que me caía de la boca con la mano. Cuando mire que era vi saliva mezclada con sangre. ¿Qué me había hecho aquel gorila? Me limpie la mano en un costado del pantalón mientras me apartaba el pelo de la cara.

-He tenido momentos mejores-Me levante yo sola y volví a caminar dejándole atrás.

Una vez entrados en la zona de las celdas, al estar todo el mundo en la hora de caminar no había absolutamente nadie. Cuando me toco atravesar un largo tramo sin pared, me ayudo a mantenerme estable. 

Me abrió la puerta y su comentario me hizo gracia.

-No entiendo como no tenéis cama, o algo de comodidad en las celdas.

-Yo si lo entiendo, es que yo no he matado a nadie ni he cometido ningún acto en contra de la justicia como para ganarme una simple cama de espuma…-me fui a la esquina donde me solía poner y pegando la espalda en la pared me deje caer apoyando la cabeza entre las dos paredes.

-Gracias-Suspire gimiendo.

Entonces se quito la chaqueta de piel para dármela cuando se acerco.

-Di que te lleven a enfermería, estarás varios días allí descansando y recuperándote.

-Son cuatro golpes, tampoco me hace falta ir a enfermería.

-Créeme que si-Cerro la puerta y allí me quede con una chaqueta que me empezaba a transmitir calor y me dejaba una extraña sensación en el cuerpo.













Madame.B

1 comentario:

  1. Bueno, para empezar, me ha encantado jaja He tenido que leerme los dos capítulos seguidos, porque ya te he dicho antes que se me había escapado el primero, pero bueno... he matado el tiempo xD Y que manera de matar el tiempo, me gusta, me gusta, la estás planteando muy bien :)

    Ains... estoy muy contenta de que te muevas de nuevo con otra historia, que te veía yo muy baja con la otra. Guay, Guay jaja

    tQQQQQQQQ!

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Creyeron que podían usarme y tirarme. Intentaron hacerme pequeña. Sufrí muchas humillaciones, pero ahora estoy por encima de todo. Sí, el precio que pagué fue toda mi mida, pero al fin hallé una salida. Y si de lo malo puede salir algo bueno, el pasado descansa en paz. "Marilyn monroe"