lunes, 16 de mayo de 2011

9


Con la ayuda de mis manos retrocedí hasta darme un fuerte golpe en la espalda, jadee porque me falto el aire en ese momento. A cada segundo que retrocedía, un paso suyo se acercaba a mí. Cuando choque con lo que no sabía que era, me incorpore lentamente mirándole a los ojos y viendo como había algo que se mantenía bajo control. Tenía los puños apretados, y casi podía decir que estaba temblando. En cuanto a mí, creo que me movía más que una hoja azotada por una gran tormenta.

-Yo…yo-Tartamudee-Lo siento, n-no quería…

-¿No querías?-La voz educada y casi dulce que solía tener había desaparecido por completo. Ahora era grave y tenebrosa.

Me hizo estremecer completamente. Camine despacio hacia la puerta observando cada movimiento, escuchando cada sonido. Se giraba hacia donde yo iba, pero no avanzaba. Conseguí salir y aunque no iba tras de mí, no podía parar de mirar hacia atrás a cada paso que daba. Baje las escaleras a trompicones agarrándome a la barandilla para no caerme y romperme la crisma. Llegue al dichoso salón y busque por donde podía salir. Confundí varias veces una ventana corredera con una salida e intente abrirla sin conseguir más que varios centímetros por donde no cabía.

Seguía buscando y entonces escuche como algo se movía y más nerviosa me puse. ¿Podía ser un sicópata? ¿Un…un? No conseguía pensar con claridad.

-¡No salgas a la calle!-Amenazante su voz resonó desde lo alto de las escaleras.

Agarrada a lo que esperanzada esperaba que fuera un pomo, me encogí de terror al escucharle. Sin demorar más, gire el pomo y para mi gran suerte fue la puerta de salida.

-¡No!-Sus pasos brutos empezaron a sonar en la madera de la escalera.

Había salido ya y eche a correr como si la vida me fuera en ello. Lo tuve detrás varios minutos, mientras sofocada seguía sin pararme entre calles y callejuelas hasta llegar a un parque botánico, donde  me encontré a una mujer hablando con un hombre. Corrí hasta ella y me quede tras ella.

-¡Por favor, ayúdenme!-Mi voz salió quebrada y ahogada entre caladas de aire.

En un principio pareció no hacerles gracia  mi presencia allí a ambos, pero la mujer de pronto me hecho un brazo por encima de los hombros y me acerco a ella.

-Tranquila-Me abrazo tiernamente-¿Qué te pasa niña?

-Me, me sigue un hombre-Dije acurrucando mi rostro en su hombro.

Nos movimos y nos sentamos en un banco. Estaba tan asustada que no pude contener mis lágrimas como si de una niña de cinco años se tratara. La mujer, me consolaba con unos golpes en el hombro y me tranquilizaba con su voz.

-Tranquila, mi amigo le impedirá acercarse-Hizo que la mirase y me sonrió.

-Gracias-Seque las lagrimas con mi mano y mire como poco a poco se acercaba y era frenado por el acompañante de la mujer.-No sabe cuánto se lo agradezco…-Suspire aliviada.

-¿Vivías con él?-Pregunto a la par que lo miraba al igual que yo.

-Si-Ojala y no me preguntara desde cuanto tiempo…

-Pues entonces me parece a mí que te has quedado sin donde ir.-Me miro apartándose de mí y agarrando uno de mis manos.

-Pues…-Era verdad, ya no tenía a donde ir. Siempre me quedaba el vivir bajo un puente, pero…

-¡Erszébeth!-La voz del chico me sobresalto-¡No se te ocurra tocarla ni hacerle daño!

Lo mire, viendo como intentaba apartar al otro hombre que lo mantenía. La mujer lo miro y luego me dirigió la mirada a mí.

-Puedo acogerte en mi hogar durante una corta temporada, hasta que arregles las cosas con el.-me sonrió y aparto un mechón de mi pelo.

-No quiero ser un incordio…-mire al suelo y vi que iba descalza.

-No lo eres para nada, estas asustada y si no quieres estar en mi casa lo comprenderé, pero por lo menos quédate esta noche, duerme y piensa con claridad.

-Gracias…-Fui a nombrarla por su nombre, pero me dio un poco de corte.

-Erszébeth-Me tendió la mano cordialmente.

-Mayra-Se la estreche, y me dio un escalofrió.

-Vamos a ir a mi casa, parece que tienes frio.-Se levanto y le miro.-Oh Gabriel, no sabes cuánto me decepciona tu comportamiento… con una dama.

Pronto me encontré subida a un coche, aunque sin moverme. Mire por la ventana trasera y le mire, se estaba peleando, pero... pero…

Erszébeth se subió al coche y lo arranco.

-¿Por qué le pega?-mi matiz de voz sonaba ansioso.

-Tranquila, solo es para que apacigüen sus nervios…

Y tras decir aquello, prendimos camino hacia su hogar.

Allí me cedió una gran habitación, toallas, ropa nueva que insistía en darme, y me ponía el servicio a mi disposición. Tengo que decir, que comí todo lo que quise,  descanse y todo lo relacionado con el bien estar de mi misma. Me sentí mal en parte por el abuso excesivo de la confianza de aquella mujer. Pero solo me quedaría aquella noche. Mientras dormía por la noche, el ruido de la puerta me desvelo ligeramente. Escuche unos cuantos pasos y la ropa de mi cama se movió.

-¿Quién anda hay?-pregunte alarmada.

-Tranquila-La voz de la mujer sonó muy cerca de mi oído.

-¿Sucede algo?-Alarmada me incorpore.

-No de momento-Una voz masculina me asusto de sobremanera. Era penetrante y oscura.

-¿Qué, que…?-Aprisionaron mis muñecas y tobillos mientras que compartían risas.

Intentaba moverme, pero mis extremidades se resentían a cada tirón que pegaba. Los nervios saltaron de mí y la respiración bombeaba fuerte en mis pulmones. ¿Nunca me quitaría el miedo de encima?





















Madame.B

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Creyeron que podían usarme y tirarme. Intentaron hacerme pequeña. Sufrí muchas humillaciones, pero ahora estoy por encima de todo. Sí, el precio que pagué fue toda mi mida, pero al fin hallé una salida. Y si de lo malo puede salir algo bueno, el pasado descansa en paz. "Marilyn monroe"