Llevaba cinco minutos esperando en la puerta cuando él salio por ella. Llevaba una cazadora negra de cuero, y el cabello desmelenado. Llevaba algo rojo colgando del cuello en un frasco que me llamo la atención. Pareció darse cuenta y lo escondió bajo la camiseta corriendo antes de subir por completo la cremallera de la chaqueta. Antes de que pudiera preguntar, agarrando me de un brazo, me arrastro para que caminara, casi tropecé al intentar dar unos pasos. Cuando ambos teníamos el paso cogido, el frío me hizo meter los manos en los bolsillos.
Estaba sumamente raro, no había dicho nada desde que había salido a la calle. Y los últimos días había sido alguien distinto, alguien en quien podías confiar, con quien podías reír.
La noche había caído con facilidad, mientras que yo pensaba en mis cosas.
-Espera, no me encuentro bien…-Poso una mano en la pared y se adentro en un callejón con tal de que nadie le viera.
-¿Qué te pasa?-Camine tras el. Al entrar en el callejón el ruido de mis zapatos hizo eco- ¿Qué tienes?
-Me duele…-Se aparto de mi vista un poco cubriéndose el rostro.
Preocupada me acerque intentado que me dejara mirarle.
-Déjame…-Se giro hacia mi con gran rapidez agarrandome de la nuca, intente gritar, pero me tapo la boca.
Observe aquella espantosa imagen. Una chico completamente transformado en una criatura mitológica. Sus ojos, casi amarillentos, parecían haber perdido la vida que tenia los días anteriores. En su boca, asomaban dos finos colmillos, acompañados de otros dos pequeños a sus lados y abajo.
-Podrás ayudarme, claro que si.-Zarandeo la mano y note que le habían crecido las uñas, ya que las había clavado en mi cuello haciéndome daño.
-Es una pesadilla, es una pesadilla…-Susurre con los ojos cerrados.
-Ahora te despertaras…-Su tono de voz fue irónico.
Cuando abrí los ojos para mirarle, se acerco a mi cuello. Paso una mano por mi cintura ciñéndome a él a la vez que dio la vuelta y me dejo a mi contra la pared. Toque con ambas manos los ladrillos fríos y húmedos de la noche, mientras que temblorosa esperaba a que sucediera lo que menos pensaba.
-Tiemblas…
Estuve a pocos segundos de hablar, cuando un dolor punzante penetro en mi cuello haciéndome clavar las uñas en la piedra y rompiéndomelas una a una. Grite, aunque me volvió a tapar la boca. El dolor no cesaba y me tambalee de miedo. Al hacerlo me cai de un tacón quedando sujeta apenas por el cuello de una de sus manos y su boca. Note un pequeño desgarro, aunque no fue nada comparado con lo que sentía. Respiraba fuerte y descontroladamente hasta que me faltaba el aire y empecé a dar pequeñas convulsiones. Anes de que me soltara para marcharse, le cogí por el cuello de la camiseta desgarrándola y llevándome su colgante por delante entre mis manos. Al caer, note como mi pelo se impregnaba de mi sangre y que mi cuerpo no respondía ante nada.
Había quedado tendida allí, mirando hacia arriba, hacia el cielo.
No había estrellas.
No había luna.
No había nada.
Nada.
Madame.B
No hay comentarios:
Publicar un comentario