viernes, 29 de abril de 2011

París en la oscuridad.


Caminaba por las calles de parís sin rumbo alguno. Quizá esperando a que me asestaran una puñalada por unos cuantos francos, o que el frio me invadiera por completo, helando mis pulmones en una sola noche. Me sentía vacio, hueco, como un baúl, para guardar cosas. Pero yo ya no tenía nada. El vaho que salía de mi boca desaparecía al momento dejándome solo.

El ruido de mis zapatos me atormentaba tras de mí, mientras que mis manos, cada una en su bolsillo, retorcían los hilos del pantalón. Los brazos me dolían del sobre esfuerzo, y las rodillas de intentar anclarme en el suelo por ella.

Note las gotas de lluvia sobre un hombro, aunque sin darle importancia seguí el camino que me llevaba hacia un lugar perdido. Poco a poco, las gotas se reagruparon y acabo siendo una tormenta con vientos. Perdí la chaqueta, y acabe goteando agua por cada poro de piel.

Aunque sin enterarme de mucho, no hacia más que revivir el momento en el que se me fue de las manos. Era la noche que tanto habíamos esperado, la nuestra. La que planeamos hace meses, y que ansiábamos. La que nos habíamos escapado de casa durante unas horas. Había conseguido hacerla feliz, abrazarla y darle calor. 

Pero todo se fue por un agujero enorme cuando en un intento de enseñarle un pueblo perfecto, se convirtió en un mismísimo infierno. Se había acercado demasiado al filo, y la tierra cedió al estar húmeda. No pensaba ninguno de los dos, que allí había más de cinco metros de caída.
Gritando, suplicaba que la agarrara de la muñeca y la salvara, mientras que sus piernas pataleaban nerviosas intentando salir las primeras de allí. Yo, desesperado por subirla de nuevo a mis brazos, me clave en la tierra húmeda tirando de ella. Su vestido se rasgaba a cada instante, mientras que los gritos quedaban difuminados en la noche y en la penumbra. Me empezaron a sudar las manos, y fue mi perdición. Al intentar tirar de ella, su mano se escurrió, y callo.

Tenía los calcetines empapados y los zapatos inundados de agua. Bajo la luz de una farola mal encendida pare antes de mirar al cielo.


































Madame.B

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Creyeron que podían usarme y tirarme. Intentaron hacerme pequeña. Sufrí muchas humillaciones, pero ahora estoy por encima de todo. Sí, el precio que pagué fue toda mi mida, pero al fin hallé una salida. Y si de lo malo puede salir algo bueno, el pasado descansa en paz. "Marilyn monroe"