Al verme en el reflejo del cristal y ver que me había arreglado como si de una cita se tratara, me vino a la mente Valhery. ¿Qué narices estaba haciendo? No tenía sentido alguno.
Mi móvil sonó, mire el numero y supe que me estaba diciendo que bajara ya. Cogiendo un bolso pequeño las llaves el móvil y mi cartera me dispuse a salir. Cuando abrí la puerta de mi portal me lo encontré esperándome de pie allí mismo- Vestía con el traje del trabajo, aunque se había quitado la corbata y llevaba dos o tres botones desabrochados. Él me miro de arriba abajo, al igual que había hecho yo con él, aunque un poco mas disimulada.
Me sentía incomoda haciendo esto, no le había dicho aun nada de Jared, y yo me había anticipado a cualquier palabra suya. Val me recriminaría mis propias palabras, aunque pensándolo bien, no había sido yo quien había entablado la primera conversación con él o el primer contacto.
Ninguno de los dos dijo nada, yo por lo menos no sabía qué hacer. Indecisa desvié la mirada al suelo. Fue él quien reacciono y se acerco para darme dos besos, fue entonces cuando sonreí tímidamente al mirarle.
-Siento que la llamada fuera tan apresurada para decirte lo de la cena.
-Respecto a la cena… ¿A qué se debe?
Pareció dudar un momento.
-Los papeles que has terminado hoy eran importantes para el acuerdo, y debido a tu gran trabajo… Vamos que es para darte las gracias por tu… rapidez.
-Ah…-Dije algo confundida.
Esto estaba siendo extraño.
-Bueno ¿Vamos? Tengo mesa reservada para las diez.
Tras subir en su coche nos dirigimos hacia las afueras de Los Angeles. No conocía mucho el lugar, pero por lo demás parecía un buen sitio. L.A no tenía muy buena fama por sus barrios llenos de delincuencia, pero esos eran mínimos en muchos lugares, por lo demás todo era normal. En la cena fue sumamente caballeroso, me retiro la silla para poderme sentar, y deduje que había pagado por un mayor servicio de calidad en el restaurante, ya que tuvimos un camarero que tan solo nos atendía a nosotros. Hablando, supe que vivía en California –Por aquí cerca- que quería afiliarse a la empresa por motivos de hacer más grande su capital, y acabamos contándonos experiencias sumamente idiotas que nos hacían reír con una copa de vino blanco en la mano.Habíamos pasado de no romper el hielo con temas incómodos, como era el trabajo en algunos puntos, a no haber hielo que impidiera hablarnos. Vendito alcohol. La verdad era que había cenado como una Reina. Cuando llego la hora de pagar, insistí en pagar mi parte, aunque me puso como escusa que tan solo llevaba la tarjeta. Cuando salimos para ir en busca de su coche nos encontramos con un accidente en mitad de la carretera de camino a mi casa que tenia la única carretera de acceso cortada. Claro que podía ir por otro lado, pero no nos garantizaba que el tiempo a transcurrir fuera el mismo de camino. Entonces su pregunta salió como si nada;
-Si quieres, puedes quedarte en mi casa, esta a diez minutos de aquí y mañana por la mañana te dejo en la tuya.-Dijo frustrado por el atasco formado.
Más que una pregunta era una sugerencia, y no sabía que decir ni hacer.
-¿Tu casa?-Mire hacia delante intentando ver el atasco, tenía la tira de vehículos esperando-…Esta bien.-Dije sin pensarlo dos veces, bueno, quizás si lo había pensado, pero no quería analizarlo.
En cuanto a mis palabras, fueron suficientes para que en un tramo de vía que dejara salir, diera la vuelta para emprender camino a su casa. Rece por qué no nos parara la policía, de ser así, él daría positivo, al menos me lo parecía por las copas que habíamos tomado. No íbamos borrachos ni nada, pero… quien sabe. Por suerte, llegamos a su casa. Bueno, no era una casa, era un Loft espectacular. Tan solo por el coche sabía que no vivía mal, pero esto era un plus. Al entrar note la calefacción puesta y lo agradecí, la noche se había vuelto fría y en algunos momentos me habían dado escalofríos importantes. Volvía a estar algo cortada, y temerosa, temerosa por no conocerle del todo y no saber que ideas le daban vueltas por la cabeza. Para mí el quedarme en casa de alguien, implicaba mucha confianza, Cuando me quede en casa de Val la primera vez, fue al cabo de mucho, y con dudas aun. Jared me dejo sola en la entrada, hasta que volvió a trote con ropa en las manos.
-Mujer, pero pasa, que no te comerán los muebles. ¿Te apetece algo?-Me tendió la ropa.
-¿Es tuya?-Pregunte, otra cosa idiota.
-Claro-Me miro desconcertado, y luego rio-Esta limpia tranquila.
-Ya, ya-Reí-No me hagas caso, me es… extraño-Dije mientras caminaba hacia delante escuchando mis tacones resonar por toda la estancia.
-¿El que te es extraño?-Pregunto abriendo la nevera.
-¿El baño?-Mire las escaleras y le mire a él, evitando la pregunta.
-Las subes y a tu mano izquierda hay una puerta blanca.
Rápidamente subí al baño para cambiarme, doble mi ropa dejándola sobre el lavamanos y me quite el sujetador, que empezaba a molestar. Tras ponerme cómoda, lo deje todo en un rincón de aquel baño –Grande con ganas- para que no molestara. Cuando me mire al espejo para quitarme los pendientes, note que mis pechos se notaban tras la fina camiseta. ¡Que vergüenza! No me deshice el moño ni me desmaquille.
Baje cruzándome de brazos para que no se notara.
-Jared… ¿No tendrás una chaqueta deportiva o… algo que tape?
-¿Tienes frio?-Pregunto mirándome mientras vertía algo en una copa.
Yo me limite a asentir y mire la copa, que estaba a punto de desbordar.
-¿Quieres que suba la calefacción?
-No, quiero algo que tape… Jared, la copa se…-Le señale con la mirada la copa y entonces se dio cuenta.
-¡Oh mierda!-Dijo mientras sacudía una mano-ahora mismo te lo traigo.
-Ya limpio yo esto, ve tranquilo y cámbiate anda.-Espere hasta que se marcho y lo limpie.
Me había dejado una chaqueta de deporte que desprendía un olor a colonia demasiado agradable. Tras limpiar el desastre, y sentarnos en un sofá hablando y quedándonos de vez en cuando ensimismados mirando hacia la chimenea, se nos hicieron las tantas.
Bostece, empezaba a tener sueño. Jared me miro y le pegue el bostezo.
-Bueno, será mejor que nos vayamos a dormir. Arriba tienes la cama, si necesitas alguna manta están en el armario negro de el pasillo. -Cogió una manta del sofá y se la llevo a los pies.
-Ah, no. Tú duermes en tu cama y yo en el sofá. Soy yo la que está invadiendo tu casa.-Agarre un extremo de la manta y tire de ella.
En cuestión de dos segundos, habíamos entrado en un juego de tira y afloja con la manta entre la discusión de quien dormía en el sofá. Habíamos bebido otra vez, si, esta vez algo mas fuerte- No me acordaba ni que había bebido- y ambos estábamos algo más que con el punto. Jared empezó a tirar de la manta como si de una cuerda se tratara, cuando quise darme cuenta me tenia abrazada por la cintura y yo colocando mis manos sobre sus hombros.
“Nonononononononononono.” Pensé en ese mismo instante.
Me separe antes de que el alcohol nos hiciera dejarnos llevar. Estaba ruborizada de sobremanera.
-Yo… Bueno, me voy a la cama-Dije quitando un mechón de mi cara y subiendo las escaleras rápidamente.
Su cama era grande, y confortable. Pero me sentía sumamente vacía. Me cambie de lado varias veces, pero su aroma parecía estar impregnado en toda la ropa de cama. Me costó lo que parecieron ser siglos en conseguir conciliar el sueño, mientras en mi mente volvía a revivir la situación, pero con otro final.
Madame.B
Siento la espera.
Dejando la miel en los labios... que manera de hacer sufrir, de verdad xD Me has dejado con las ganas de que, por lo menos, se besen! jo!
ResponderEliminarQuiereo más T.T y a ti tambien tq, tranquila jajajaja