lunes, 31 de enero de 2011

Cap, 4.


-Espero que Alejandro no te acribille a faena.-Su voz era atrayente, y muy segura.

-Bueno…-Dije con una risilla nerviosa-Este trabajo es lo que tiene.

-Jared-Me tendió una mano.

-Elizabeth, encantada-Pase mi bolso a la otra mano y estreche la suya.

-¿Nos conocemos…?

¿No me jodas…? Mi cara en ese momento tuvo que cambiar.

-Es broma-Dijo riendo-Te he visto varias veces junto con la otra chica.

-Valhery-Dije sonriendo y sacudiendo la cabeza, aun estaba algo cortada.

-Bueno, encantado-Dijo mirándome por última vez y saliendo del ascensor.

No me había dado cuenta de que había llegado a mi planta hasta que el salió. Entonces caí en que no le había comentado nada a Val. Me mataría, seguro. Cuando entre en mi despacho, volví a encontrarme con el montón de papeles infernales. Tenía que quitármelos de encima ya. Por suerte, ya era viernes, y tenía un fin de semana por delante para descansar. Aquel día el teléfono no dejaba de sonar, y el nombre de empresas retumbaba en mi cabeza. El café que me había tomado antes de llegar no me había servido de mucho, me sentía cansada igualmente. Mire el reloj, se me estaba haciendo eterna aquella jornada, pero por lo menos, los papeles me los había quitado de encima en cuestión de una hora corta.

-Creo que no está-Dijo la voz de Alejandro entrando de nuevo.

Me quede con cara de panoli cuando entro diciendo eso ¿Cómo no iba a estar?

-¡Elizabeth! Pensaba que no ibas a venir, ayer trabajaste hasta muy tarde.-Dijo entrando acompañado de Jared.

-Como no me dijiste nada… he terminado los papeles-Dije poniéndome en pie con estos en las manos.

En ese momento mi camisa me traiciono y un botón del escote se desabrocho. Deje los papeles encima de la mesa tan rápido como pude y me cerré la camisa avergonzada.

-Puedes irte a casa, por hoy has terminado.

-Sí.

Me había ruborizado exageradamente, notaba hervir mis mejillas. Agarre mis cosas y salí de allí mirando al suelo. Al salir a la calle mire al cielo, había nubarrones grises por todos lados. Iba a caer una buena. Aun me agarraba la chaqueta del escote tapándome hasta que se me ocurrió que podía llamar a Val para saber que tal seguía y contarle de una vez lo de Jared. Pero no me lo cogía.

Cuando llegue a casa me metí en la bañera con sales relajantes y una buena copa de vino -si, otra vez- junto con un montón de espuma. Tenía el móvil  encima de la cestita de mimbre del baño, y se me ocurrió llamar a Caitlín. Estuve un buen rato hablando con ella, hasta que dejo de hablar. Me asuste en un momento, pero entonces su padre contesto. Se había quedado dormida hablando. Pase un buen rato en remojo hasta que empezaron mis dedos a arrugarse como pasas, fue entonces cuando salí y me coloque mi albornoz junto con una toalla enrollada en la cabeza. Eran apenas las siete de la tarde cuando empezó a sonar mi móvil. 

Volví al baño, donde me lo había olvidado, y mire el numero. No sabía quién era, pero era bastante insistente. Lo ignore tres veces, hasta que me canse y a la cuarta conteste.

-¿Si?-Dije algo mosqueada.

-¡Al fin!-Dijo una voz masculina al otro lado.

Se me congelo la voz, o eso me pareció.

-Ja…Jared ¿Necesitas algo?-Pregunte alterada, ¿A estas horas tenía alguna duda o recado del trabajo…?

-No tranquila, bueno, si…-Parecía ser que no tenía nada claro.

-Espera, ¿Cómo has conseguido mi número?

-Alejandro me lo dio por si te tenía que preguntar algo o hacerte alguna referencia en los papeles.-Dijo tajante.

Si, si. Lo sabía, aquella pregunta había sido idiota hasta los extremos. Pero esto me pillaba muy de sorpresa. Tras un silencio bastante incomodo, ambos hablamos a la vez.

-Dime, dime-Insistí, ya que le había cortado

-Te llamaba para decirte que sobre las nueve pasare a buscarte.

¿…Perdón?

-¿Cómo?-Dije desconcertada-¿Para qué?-Dije entre risas irónicas.

-Pues para cenar juntos, lo dicho, en un par de horas estoy allí.-Y colgó.

¿¡Que!? ¿Y ahora que hacía yo? Mierda, no le había dicho donde vivía. ¿Acaso lo sabía ya? ¡Ahora las siete me parecían muy tarde!

-Tranquilízate, tranquilízate…-Me dije a mi misma mientras respiraba hondo.
Me fui directa a mi habitación y allí me puse la ropa interior. Empecé a buscar algo decente que ponerme, estuve una media hora buscando, hasta que encontré una falda negra de tubo de cintura alta, junto con un top del mismo color con bordado rojo. Me hice un recogido rápido y mono, me maquille, me coloque unos zapatos y busque una chaqueta de traje con un poco de hombreras que hiciera juego con la falda. A las nueve en punto tocaron al timbre, yo estaba en la entrada mirándome al espejo retocándome, cuando cogí unos pendientes de un pequeño plato de barro y me los coloque. 
















Madame.B

1 comentario:

  1. Así? Y ya está...? Sin un café, una charla de tu a tu... te invito a cenar!! O.o Eso es decisión y lo demás son tonterías xDDD
    En general, la situación ha sido graciosa.


    tQQQ

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Creyeron que podían usarme y tirarme. Intentaron hacerme pequeña. Sufrí muchas humillaciones, pero ahora estoy por encima de todo. Sí, el precio que pagué fue toda mi mida, pero al fin hallé una salida. Y si de lo malo puede salir algo bueno, el pasado descansa en paz. "Marilyn monroe"