lunes, 3 de enero de 2011

Olvidar, creer...


Sentía mi cuerpo reaccionar bajo la influencia de mi energía acumulada, y aquello me hizo entrar en un estado de tensión bastante agudo. Intentaba calmarme, pero cuanto más pensaba en ello, menos podía hacerlo. En ese momento las sabanas se removieron, y supe que Víctor se había puesto en pie y se vestía cual rapidez de un rayo. Tenía que levantarme, no me quedaba otra. Saque la cabeza de debajo de la tela volviéndola hacia la pared para que ninguno se percatara, y enrolle las sabanas alrededor de mi pecho. Les escuchaba hablar, y parecía ser que a Ryan no le había hecho gracia el encontrarme acostada junto a Víctor. Entre las frases que escuche, las palabras resonaron en mi cabeza: “Ella es mía”.

Por ahí sí que no pasaba.

-Yo no soy de nadie, y menos de ti, Ryan.- Me gire con cautela, y finalmente levante mi rostro hacia él, ya que gracias a mi gran suerte Víctor estaba dándome la espalda.

Ryan soltó un suspiro burlón, y me hizo enfurecer más, siempre iba de presumido y de dueño y señor de todo aquello que le venía en gana.

-Querida, yo te convertí-Aparto a Víctor con un leve empujón en el hombro y empezó a caminar hacia mí.

-¿Y qué te hace pensar en que el hecho de que tú me condenaras a esto, hiciera ceder mi cuerpo a tus manos?-Entrecerré los ojos enfurecida- Tan solo te basas en hechos, y si en tal caso fuera así, como te he dicho, tan solo es mi cuerpo, si buscas ser dueño de algo mas, lo llevas muy crudo.

No tardo en colocarse a mi lado dando vueltas a mí alrededor, llena de orgullo, alce el mentón dejando clara mi posición ante esa conversación.

-Tu cuerpo es suficiente para mí-Acaricio mi mejilla e inmediatamente aparte el rostro de su mano.

-No oses tocarme nuevamente-Le mire a los ojos amenazándole.

-No me retes-Me agarro de la barbilla e intento arrancarme las sabanas.

En ese momento mis ojos emanaron llamas como las que había habido en la chimenea la noche anterior, y pude sentir el chisporrotear de los troncos en mi mente. Vi como Ryan tropezada de espaldas contra una butaca y una mesita que había en un rincón de la habitación. ¿Aquello lo acababa de hacer yo? ¡Vaya! No tan solo podía mover objetos, si no ejercer una fuerce “sobrehumana” en alguien. No acabaría nunca de aprender todo lo que el poder que estaba en mi cuerpo me aguardaba.

Víctor que se había girado para mirar hacia un buen rato, no dijo nada, ni siquiera movió un dedo, solo me miro.

-Y ahora, si me permites, me aseare y me volveré a vestir-camine hasta Víctor y le mire frente a frente-No quiero escuchar una sola discusión mas sobre lo que has visto aquí, Ryan-Lo mire y me di la sensación de que crecí enormemente, me sentía plenamente segura de mi y capaz de cualquier cosa.

Salí envuelta en las sabanas que tras de mí se amontonaban en una larga cola. Mientras caminaba, mis ojos volvieron a su normalidad y se tornaron algo fríos. Al llegar a mi habitación, solté las sabanas y me fui directa a el aseo, allí, me metí en la bañera repleta de agua aparentemente caliente-la temperatura no la sentía, cosa que me negaba el placer del frio o el calor- mientras que notaba el agua como tocaba mi piel, intente calmarme frente a lo que acababa de ocurrir…, seguramente me esperaba una buena en cuanto a Ryan, pero no tenía claro si sería capaz ahora de decirme algo después de hacerle casi volar por los aires ¿Le abría infundido miedo a un hombre…? De lo que si estaba segura era de que me había sentido terriblemente bien al defenderme de él.

Tras salir del baño, y arreglarme  con un vestido normal y corriente baje al salón encontrándome con los dos hombres sentados en el sofá, uno en cada extremo de este. Tenía intención de salir y me acerque  a la puerta.

-¿A dónde vas?-Pregunto la voz de Ryan.

-Tengo hambre, espero poder proporcionarme una buena cena.-Dije antes de coger una capa con una gran capucha y salir por la puerta principal.

Una vez en la calle, me coloque la capa junto con la capucha para que la poca gente que iba por las calles a esa hora me reconociera. Camine por callejones oscuros y húmedos, hasta entrar en la zona prohibida de aquel pueblo. Había mujeres de compañía en todos los rincones seguidas de un hombre-El chulo, seguramente-hasta llegar a un bar, o una casa de citas según como se mirase. No entraría por la puerta principal, sería una locura, mucha gente me vería y no me interesaba que lo hicieran. Camine hasta la parte de atrás y entre por la entrada de una pequeña bodega de licores. Por suerte, había unas segundas escaleras para poder subir a las habitaciones y las aproveche. Allí los olores eran fuertes, e incluso muchos eran repelentes.

Hubo un momento, en el que un olor dulce capto mi atención, y camine hasta la planta de donde procedía. Sin pensarlo dos veces, entre en la habitación encontrándome con una mujer semidesnuda, y desabrochándole los pantalones a un hombre, supe al instante, que el aroma venia de ella y no de él. Tras retirar la capucha de mi rostro, la hice caer bajo mi influencia y hacer que partiera el cuello de aquel hombre, tras ello, camino frente a mí.

Su sangre no tardo en correr por mis venas y sentirme plenamente en forma. La mujer se limito a jadear hasta que la deje sin vida sobre la cama. Volví a cubrirme la cabeza, y esta vez salí por la puerta a la que daba al centro de aquel bar. Baje las escaleras y sali de allí intentando que nadie se diera cuenta de mi presencia. Al cruzar la puerta, me aferraron por la cintura y me atrajeron hasta el cuerpo de quien me había cogido.
Mis colmillos seguían visibles, aunque le reste importancia tras ver quién era.

-¿Cómo ha ido la supuesta cena?

-Dulce- coloque mis manos alrededor de su cuello y le di un breve beso que él quiso intensificar- Víctor, preferiría que no fuera en mitad de este lugar… Además, aun no he quedado completamente saciada-Sonreí, y vi en sus ojos la excitación de matar.

Volvimos a las desiertas calles, mientras nuestras miradas recorrían el lugar con tal de encontrar a alguien.

-¡Katheryn!-Oír gritar tras pasos rápidos.

Inmediatamente me gire y vi a un hombre correr hacia mí. Antes de que pudiera llegar a tocarme, Víctor lo freno en seco tras amarrarlo del cuello.

-¿Quién sois?-Mire de reojo a esa persona.

-¿No me reconocéis ya?-Alzo una mano y se aparto el cabello de su mejilla izquierda.

Una cicatriz marcada en todo su esplendor me rebelo quien era. No. Quería olvidarle.

-Creo que se equivoca de persona noble señor…

-Creí que estabas muerta-Me sorprendió su comentario.

Mire a Víctor, quien me miraba a mí. Supe que no entendía gran cosa, excepto que era puro alimento.

-Víctor, no. Vámonos, será mejor-me gire para no volver a verle.- Núblale la mente para que no se acuerde, o lo que quieras, pero nada de matarle.


Tras un camino sin palabras y una vuelta sin llegar a saciarnos, Víctor me pidió explicaciones que obtuvo, aunque muy breves. No quise hablar, ni quedarme dentro de la casa, así que salí al jardín para caminar por el establo. Parecía ser que eran bastante estrictos con la limpieza de los caballos y las cuadras.

-Vaya, vaya, tu por aquí-La voz de Ryan me sobresalto.

-¿Y ahora que quieres Ryan…?-Empecé a preocuparme por encontrarme allí sola junto a él.

Me había vuelto hacia él, ya que estaba a mis espaldas, yo había llegado al recinto donde estaba el heno para los animales y no tenía por donde salir.

-Mmmhh… Creo recordar, que te me negaste-Empezó a dar grandes pasos hacia mi pausadamente.

-Y seguiré negándome ante ti- Retrocedí al paso al que él avanzaba.























Madame.B.

1 comentario:

  1. El casquete va a ser con Ryan en el establo?? Espero que no ¬¬
    Me he rayado un huevo y me he quedado con la intriga de saber quién era ese hombre de la cicatriz... Bueno, poco a poco jaja

    TQpetardademicorazon!

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Creyeron que podían usarme y tirarme. Intentaron hacerme pequeña. Sufrí muchas humillaciones, pero ahora estoy por encima de todo. Sí, el precio que pagué fue toda mi mida, pero al fin hallé una salida. Y si de lo malo puede salir algo bueno, el pasado descansa en paz. "Marilyn monroe"