domingo, 30 de enero de 2011

Cap, 3.


Aquel día llovía a cantaros y tuve que buscar en el fondo de un armario de mi entradita un buen abrigo que me calentara y a la vez me sirviera para subirme del agua, es decir un chubasquero. Tarde varios minutos una vez lo encontré en recolocar todo lo que se me había caído y lo que había sacado. Entonces me apunte una nota mental; Recoger ese armario un día libre y tirar toda la porquería que había allí dentro.

Como siempre Salí con el tiempo pegado en el trasero, cogí un taxi y me plante en la empresa en menos que canta un gallo. Pero no todos los días iban a ser buenos y nadie se daría cuenta de mis retrasos. Aquel día Alejandro me llamo la atención y me lleno de faena como castigo-No lo dijo así, pero yo misma lo vi de esa forma-.

No había visto a Val por ninguna parte, y tampoco la eche de menos, aunque en el descanso, sin haber coincidido con ella, acabe por llamarla.

-¿Si?-Me contesto una voz ronca al teléfono.

-¿Val?-Pregunte extraña

-Yo misma-Tosió y se sorbió la nariz.

-Menuda gripe…-Comente.

-He pasado una noche de perros, Alejandro me ha dado una pequeña baja, espero que esto no se alargue mucho-Hablo aclarándose la garganta.

-Pero si ayer estabas perfectamente-Dije mientras miraba a otras compañeras tirar la colilla al suelo.

-Si, pero pille frío y por la noche me subió la fiebre, ha tenido que ser mas algo que incubaba desde haría días…

-Seguramente-Mire hacia la calle mientras los coches pasaban salpicando la carretera-Pasare si puedo esta noche por tu casa ¿De acuerdo? Cuídate.-Sin tiempo colgué el teléfono y entre de nuevo en la oficina.

Mientras caminaba hacia mi despacho me dio pena Val, se había encaprichado con aquel chico del tren, y ahora pasaría unos días sin verle. Quizá uno de estos días él tenía pensado hablarle a ella, y mira tú por dónde se había puesto mala…

No pude remediar reírme sola. Menuda película tenía yo montada en la cabeza. Tuve que ponerme seria con el trabajo ya que tenía para dar vender y regalar. Sobre las ocho tenias  listo una carpeta con papeleo para una junta que tenía en una semana junto con varios papeles más aparte. Me había tomado bastantes confianzas con mi jefe en el hecho de que no solía llamar frecuentemente a la puerta cuando entraba, así que aquella vez no pensé en hacerlo. Pero me acorde de mi santa madre cuando vi que estaba reunido en su despacho.

-Vaya yo… Lo siento-Dije mientras clavaba la mirada en los papeles y los dejaba sobre la mesa de Alejandro, quien no me dijo nada.

-No te preocupes, Jared, esta es mi secretaria, quien te atenderá en cuestión de papeleo-Extendió la mano hacia mi señalándome, y al poco me miro.

-Encantada-Di gracias a que no me tropecé hablando-¿Alguna cosa más?-Mire a Alejandro.

-No, gracias, acaba con lo que te he mandado y puedes irte.

Mire de nuevo al hombre que se encontraba al lado de mi jefe, quien no la aparto en ningún momento desde que entre, y salí de allí  sin habla. ¿Cómo podía ser? El mundo era un pañuelo sí, pero lleno de coincidencias.  Era él. Valhery se volvería loca cuando se enterase de que lo tenía en la empresa dando vueltas entre despachos y reuniones. Había caminado tres o cuatro pasos quedando no muy alejada del despacho del jefe, cuando estuve a punto de llamar a Val. Alejandro se despidió de Jared en la puerta estrechándole la mano y con un par de golpes en el hombro. Se fue hacia el ascensor dándome la espalda. No es que  me atrajera de una forma  sobrenatural, pero mis ojos se habían fijado en su trasero. ¡Era normal! Aquél traje le sentaba como un guante. ¡Basta Elizabeth! Me tuve que decir. Parecía que estaba hambrienta de hombres, y que era una desesperada. Mire a varias chicas que parecían trabajar en sus escritorios, aunque lo que hacían era mirarle a él hasta que se metió en el ascensor y desapareció. Menudo panorama. Una jauría de lobas en busca de carne fresca.

Al mirar el reloj de mi muñeca me di cuenta de que era tarde y aun tenía que terminar varios papeles. Estuve hasta bien adentrada la noche trabajando, cuando Alejandro entro en mi despacho sin la chaqueta de su traje.

-Vaya, pensaba que te habías ido hace un buen rato-Dijo sorprendido.

-…Tenía que terminar todo estos papeles, y aun sigo liada-Dije grapando unos papeles.

-Déjalo, puedes marcharte-Y antes de que se marchara volvió a mirarme-Elizabeth, este socio es muy importante para la empresa, con el tiraremos hacia delante rápidamente.

-¿Tan mal van las cosas?-Pregunte impulsivamente.

-No, para nada, pero esto será un gran paso-Sonrió y se despidió educadamente.

Rápidamente recogí todas mis cosas y salí del trabajo sin ni siquiera ponerme el abrigo. Busque un taxi y me fui hacia la casa de Valhery. Al llegar empezó a llover, y corrí hasta la puerta de su edificio. Presione su timbre cuatro veces, la señal de que era yo. Sin demorarse me abrió la puerta y subí las escaleras hacia la segunda planta. Me la encontré en la puerta con una manta sobre los hombros y un pañuelo en las manos.

-No te acerques mucho a ver si te lo pego-Dijo entre risas.

-No te preocupes. ¡Qué frío!-Dije dejando el abrigo en un perchero y mi bolso junto a este.

-Déjame que te deje algo, esa ropa esta humedad de la lluvia-Cerro la puerta y se adentro en una habitación.

-¡No te preocupes mujer! Han sido cuatro gotas-Val me dio unos pantalones de chándal y una camisa blanca junto con unas zapatillas.

Al final me cambie y me quede en su casa a cenar. Vimos una película, y entre risas y cotilleos abrimos una botella de vino que Val se quería sacar de encima, ya que era de un lote de navidad y no tenia con quien compartirlo, me dijo. Nos acostamos tarde, y algo achispadas debido al vino. Por la mañana, algo tarde, me desperté con un leve dolor de cabeza. Val aun dormía y no quise despertarla. Me di una ducha rápida y volví a vestirme con lo del día anterior. Tenía que acordarme de no hacer esto en días laborables, solía pasar factura. Me recogí el pelo y abroche la camisa  mientras salía de la casa. Me puse el abrigo, y volví a coger un taxi para ir a trabajar, pero antes de entrar tendría que pasar por una cafetería para poder pedir un café para llevar. No estaba del todo despierta sin un café. Por suerte la cafetería quedaba a dos manzanas de mi trabajo y camine hasta el. Llegaba tarde, bastante tarde.  Entre en el ascensor sin fijarme en quien había entrado delante mío, hasta que lo reconocí.





















A las 23;30... Que gran hora para actualizar. 
Lo siento, Mixpod tiene la culpa, no me ha dejado poner la música que quería, y por eso he tardado.
Ale!





La canción habría sido esta;http://www.youtube.com/watch?v=kNh_pqYCc9E


Madame.B.

1 comentario:

  1. Típico, un chico guapo en el trabajo y todas se fijan en él... y en su trasero xDD Me ha gustado eso, ha sido muy natural jajaja
    En general, todo me ha gustado, la situación y por supuesto, el hecho de coincidir con él en el trabajo. Eso en la vida real no pasa ¬¬ Qué bonito es soñar LALALA! jaja

    tQQQQQQQQQ!

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Creyeron que podían usarme y tirarme. Intentaron hacerme pequeña. Sufrí muchas humillaciones, pero ahora estoy por encima de todo. Sí, el precio que pagué fue toda mi mida, pero al fin hallé una salida. Y si de lo malo puede salir algo bueno, el pasado descansa en paz. "Marilyn monroe"