Calabozo.

Tarde más de una semana en comprender que pasaba. Pocos días después de que me sacaran del ataúd, empecé a sentirme muy enfadada, o mejor dicho agresiva. Víctor me explico que era, en que me había vuelto. Para su sorpresa, me lo tome de una manera extraña. Al principio pensé que perdería a todo ser querido, es decir, de lo negativo. Lo positivo me dio igual. ¿Que mas daba una maldición mas? Aunque Víctor me conto que él se lo tomaba como una bendición. Aquello no me resultaba normal.

Poco después, en una descomunal acumulación de ira, ataque a Víctor. La primera vez supo enseguida que me ocurría, por lo que el ataque no lo pillo de sorpresa.

La segunda ocurrió en el jardín, donde él caminaba por la oscuridad pensativo, y yo, queriéndole acompañar, salí al exterior por primera vez-ya que no me dejaban, por seguridad decían-  cuando por fin pude sentir los olores, sentí un hambre inexplicable. Mis ojos se clavaron en él, esperando que fuera la solución. Cuan rápido tuve que ir para que en menos de medio minuto le empujara haciendo que callera al suelo. En un principio consiguió hacerme frente colocándose mirando hacia arriba y forcejeando.

 Roce con los dientes su piel varias veces queriéndole morder tan fuerte como pudiera. Cuando conseguí mantener sus brazos quietos bajo el control de mis manos, le mire por un momento.

-Katheryn mantente.

Deje que los labios se entre abrieran para dejar escapar el aire innecesario que tenía en mis pulmones.

-Katheryn, me mataras...

Pero para mí lo que me decía no tenía sentido. Cuando me dispuse a morderle en la yugular, la boca me dolió y note como a su  vez se me hacia agua.

Pero me fue negado el bocado cuando Ryan por detrás me aparto de Víctor aplastando sobre mi pecho una cruz que agarraba con un guante.

-Por encima de mi cadáver lo mataras.

Intente herirle con las uñas ya que me tenia cogida por el cuello. Logre arañar su hombro, mientras me llevaba hacia algún lugar. De mi pecho salía humo, y me hacía sentir un gran dolor.

De repente el ambiente se volvió frio, húmedo, y no había vida. Ryan me empujo hacia algún lugar, haciéndome tropezar con un hoyo del suelo irregular.

-¡No!-grite cuando vi la puerta de la celda cerrarse- Espera...

Escuche mi voz y era muy diferente a la que siempre tenía, parecía mas atrayente, firme, seductora. Ryan ya había cerrado la puerta con llave y caminaba hacia la salida.

-Por favor, Ryan... No me hagas esto.

Le vi parar en seco y girarse hacia mí.

-Ven y sácame de aquí, prometo ser buena...

Aquel comportamiento era extraño viniendo de mí, pero lo pase por alto en aquel momento. Él camino unos cuantos pasos hacia la celda, hasta que estuvo lo suficiente como para que me diera cuenta de que tragaba con fuerza.

-No me convencerás maldita, empieza a entender cómo comportarte con lo que te he dado.

-¡Pues dame algo que me quite el hambre que tengo!-le espete.

Pero ya se había ido.

Cuando empecé a notar los ojos pesados, deje de zarandear la verja y de gritar. En ese lapsus de debilidad, Ryan me volvió a hacer presa con grilletes en las muñecas. Cuando termino la tarea se quedo frente a mi rostro obligándome a mirarle mientras sostenía mi mentón en sus manos.

-Katherine, no quiero matarte, eres demasiado bella como para hacerlo, y tu sed predice a nuestra raza. Se buena, os lo ruego como buen caballero que soy.

-¿Vos? Que me habéis aferrado a la más terrible de las maldiciones, os adueñasteis de mi cuerpo como una bestia sin control, que me tenéis atada a cada momento, ¿os hacéis llamar caballero? Para mí no sois más que basura señor.

Sin en cambio aquellas palabras parecían no afectarle. Ante mi, se asomo su burlona sonrisa. Gemí ante el intento de besarme, ya que sentí como una descarga eléctrica que parecía quemar mi interior.

Su intención no desapareció, y agarrando mi mandíbula con fuerza me beso.  Mis manos dieron una vuelta a las cadenas cogiéndome a ellas para poder darme el impulso necesario para ponerme en pie y librarme de él. Pero no me hizo falta, Víctor le llamo la atención. En cuanto se separo mi cuerpo se libro de una fuerte tensión y fue como caer al suelo. Aunque tan solo me lleve un buen corte en las muñecas por culpa de los grilletes. Mi cabeza enturbiada por tener a ese hombre cerca, caía hacia delante haciendo que mi cabello cubriera el rostro ya poco visible.

-Déjala en paz, ¿Cuantas veces te lo tendré que decir?

-Tranquilo-su tono burlón volvió a él-tan solo le estaba dejando las cosas claras-dijo mientras me daba la espalda.

Cuando Ryan quiso cerrar la celda, Víctor le paro pidiéndole las llaves.

-Ni se te pase por la cabeza dejarla suelta-le comento de mala forma a Víctor.

Pareció no hacerle caso. No tarde en notar como la presencia de Ryan era nula, y Víctor estaba cerca de mí.

Le note tocar mi mano, y la moví bruscamente.

-¿Quieres estar quieta?-Insistió.

-No, no me sueltes…-Pero cada sacudida que daba mi mano, parecía ser un aliento menos de fuerza. – No quiero repetir lo de este anochecer.

-Dentro de poco saldrá el sol, y no pienso dejarte aquí. Dormir colgada o en el suelo, no, jamás, y menos una dama-esta vez soltó una de mis manos que cayó en mi regazo sin fuerza.

Cuando intento dejar libre mi otra mano, rápidamente agarre su pierna con la mano que tenia disponible tan fuerte como pude.

-No lo hagas, no soy tan fuerte como creéis o como creo…-él se agacho frente a mí, apartándome el cabello de la cara y mirándome a los ojos.

-Esta demasiado débil como para atacarme, Katheryn, si sigues sin tomar sangre, morirás.

Ante la palabra sangre apoye la cabeza en su hombro y me negué.

-La sangre… me marea.

Él empezó a reírse, aunque no lo comprendía.

-Siento decirte, que es vital para nosotros.-Se volvió a poner en pie y esta vez agarro mi mano para que no cayera con brusquedad al suelo.

Se volvió a acuclillar frente a mí, agarrándome la mano.

-Vamos, ponte en pie-Tiro de mí.

-No, Ryan si me ve fuera me volverá a meter aquí, y pasare el doble de tiempo del que tengo que estar.-Tire de él-No te metas en problemas por mí.

-Ryan no me puede decir nada, no es mi hermano-En ese momento se sentó frente a mí.

-¿No es tu hermano?

-Para nada, solo… nos dimos apoyo el uno al otro cuando más lo necesitamos y desde entonces siempre hemos estado juntos, desde pequeños, cuando nuestros padres fallecieron.

-Vaya…Lo siento-No se me ocurrió más que decir.

Mis ojos se empezaban a cerrar, y no sabía si era por cansancio o porque me hacía falta la dichosa sangre.

-No, Katheryn, no cierres los ojos-Me acaricio el rostro en un intento de despertarme.

-Víctor…me siento cansada, y mal…-apoye la cabeza en la fría piedra de la pared que tenia detrás.

Se puso en pie, y quiso cogerme, cuando le vi un pequeño corte en el cuello.

-Vamos, tienes que beberla-Me puso en pie, pero yo me aparte de él-No te comportes como una niña.

Me convulsione tan solo oler el olor a oxido que desprendía la sangre.

-Yo no…-Pero poco apoco fui mirando cada vez más la herida, y como se derramaban gotas.

-Ven-Dijo mientras me tendía una mano.

Yo sin dudar esta vez, la agarre y me acerque a él mirándole.

-¿Cómo…?-Pregunte.

-Cuando estés cerca de la herida sabrás que hacer-Me cogió de la cintura y lo agradecí, estaba temblando entera.

Lo que me dijo era cierto, cuando estuve cerca, tan solo me hizo falta el cerrar los ojos para sentir la tranquilidad que me daba. El sabor no era agradable, pero podía sentir una pizca de calor que transmitía.  No había notado como mis dientes habían traspasado su piel, pero cuando volví a conectar con el mundo que me envolvía, escuche gritos.

-¡No, Ryan!-Grito Víctor.

Cuando conecte con lo que pasaba, me vi contra la pared.

-¡Maldita sea, que te he dicho!

Del golpe había quedado mirando al suelo, y Ryan me agarro del pelo tirando de él y haciéndome mirar hacia arriba, mejor dicho mirándole. Vi como sus ojos se fijaban en  mi boca, que debería de estar manchada de sangre.

Madame.B.