Se limito a escuchar y no interrumpirme agarrando mis manos con las suyas. Estábamos sentados en el borde de la cama cuando yo quede callada.
-No le veras en mucho tiempo-aseguro Gabriel.
-No, espero no verlo nunca más- me puse en pie y me gire hacia Él.
Se levanto y me abrazo acariciando mi mejilla con su nariz recorriendo el cuello hacía bajo. Me era tan sumamente raro el sentirle junto a mi que no era capaz de pensar la mayoría del tiempo con claridad. Cuando empezó a desatar mi corsé y acariciar mis hombros notaba que me hacia daño.
-Para-Intente zafarme de sus brazos-¡Para!
-¿Qué?-Me agarro de los hombros.
-¡Me haces daño, suéltame!-le empuje bruscamente y a la vez retrocedí varios pasos hacia detrás.
Notaba un dolor intenso en mi cabeza y en mi espalda. Me empecé a retorcer abrazándome a mi misma hasta que no aguante y tuve que caer al suelo de rodillas apoyando la cabeza en el suelo.
-¡Elizabeth!-Estuvo a mi lado antes de que pudiera darme cuenta.
-…Erdély…-tenia los ojos cerrados y veía su rostro casi demacrado.
Grite fuerte cuando sentí atravesar mi estomago con algo muy afilado y grueso. Veía el rostro de hombres desconocidos para mi reír con un rostro horrendo. Los latigazos que proferían en la espalda de mi lejano compañero empezaban a notarse como pequeñas quemaduras en la piel. Cuando abrí los ojos vi pequeñas gotas de sangre en la moqueta del suelo. Empecé a balbucear un simple “No” repetidamente, note caer de mi boca hilos del mismo color que las gotas de la moqueta.
-¡Verónica, Verónica!-Gabriel había ido hacia la puerta saliendo de la habitación en busca de su amiga.
Cerré los ojos y la imagen fue espeluznante, la cabeza de Erdély caía dentro de una cesta de mimbre frente a cardenales y demás personas de la corte real. Madame guillotine.
-¡¡¡Lo van a matar!!!-Grite con todas mis fuerzas e intente levantarme agorándome de las cortinas, pero estas cedieron y cayeron desgarradas a mi lado.-¡Mi pequeño!
Notaba el peso del tiempo sobre mi espalda cada vez más contundente, mas pesado, pero ya no podía hacer nada, sus manos se encontraban atadas tras su espalda y lo habían colocado ya sobre la tabla de la guillotina.
El sonido del filo cortado el viento se hizo audible en mis oídos, hasta que cambio y se escucho un frío corte .
Proferí un bufido y tras el empecé a devolver grandes cantidades de sangre inexistentes en mi cuerpo, pero que me vaciaban a medida que el dolor desgarraba mi garganta a causa de los gritos. Acabe bañada en el charco de sangre que estaba dejando.
Verónica entraba por la puerta asustada y al verme pareció que lo encajara todo, se acerco a mi y paso su brazo por mis hombros.
-Todo saldrá bien.
Y todo se nublo hasta que desapareció.
No dormí mucho, lo suficiente para que acabara de hacerse de noche y abriera los ojos para darme cuenta.
-Puedes seguir durmiendo-Gabriel acaricio mi frente.
No conseguí pronunciar palabra, pero al menos pude negarme ladeando la cabeza de un lado a otro. Me sentía sumamente mal y débil, tanto que ni siquiera conseguía mover una mano correctamente.
-No te puedo curar con la saliva-sonrío-pero si con mi sangre-Se subió la manga de la camisa blanca y rasgo su piel acercándomela ha la boca.
Le mire y mire la herida, no estaba segura, pero sentía la necesidad de beberla. Conseguí clavar los colmillos en su muñeca y empecé a beber sintiendo bien estar y fortaleza.
"Vendrás a mi cada día, cada noche."
Abrí los ojos repentinamente incorporándome y tosiendo a mi vez, como si me hubiera atragantado.
-¿Elizabeth?-Gabriel me miro preocupado.
Le devolví la misma mirada y el mismo sentimiento.
-Rubén.

Oo Ruben ya me está tocando lo que no debería de tocarme eh ¬¬ Me he metido en el papel, sabes? sep, y lo he pasado mal xD pero como es costumbre en mí, pues quiero más y más y más y mucho más jajajaja
ResponderEliminarTeQuieroFeaDeMiCorazón!!!