domingo, 5 de septiembre de 2010

Un juego donde el que pierde muere.






-No… ¡Matadme ya!-Grite en vano, pues ya no había nadie quien lo pudiera escuchar.

El eco resonante del canto de cuervos y demás pájaros vibraba en mi cabeza,  escuchaba las corrientes de agua, las hojas chocar entre ellas, el crujir de los arboles, y sobre todo, un leve pitido que zumbaba en mis oídos. Recordaba haber cerrado los ojos un instante mientras atardecía, y ahora que lograba abrir uno con dificultad, contemplaba una luna llena de cielo nublado. Notaba todo mi cuerpo entumecido, y las plantas de mis pies arrugadas debido a estar tanto tiempo mojadas, sentía frio, mas del que jamás había sentido y con ello vino el temblar de mi cuerpo y el castañeo de mis dientes, un ruido que martilleaba mi cabeza con fuerza no me dejo cerrar los ojos de nuevo.
Intente echarme hacia un lado y recoger mis piernas hasta quedar en posición fetal, pero al moverlas mi cadera se resintió con un tremendo dolor haciéndome quejar. Acabe vencida por el cansancio de luchar contra tanto mal estar, acabe por dormirme una vez más.

-¡Abrirme la puerta, os lo ruego!-Golpeaba la puerta principal de una gran casa.

Empapada y desesperada golpeaba aquella puerta de madera macica con el puño a la vez que con la otra mano llamaba con el picaporte. No obtenía respuesta alguna. Caían rayos por doquier, las nubes se iluminaban con cada relámpago que corría por el cielo, y mas nerviosa y asustada me volvía. En un momento de paz que dio el cielo, un aullido rompió el silencio.

Me incorpore jadeando, mi mueca fue de dolor al estar sentada, pues seguía aquel maldito dolor clavado en mi cuerpo. Una vez conseguí aguantarlo, observe mi alrededor. Estaba echada en una gran cama con sabanas rojas y doradas, había unas finas cortinas que filtraban el poco sol que dejaban entrar las nubes negras que teñían el cielo, había un tocador a mi derecha y a la izquierda un gran armario de caoba. Retire las mantas que me tapaban, y me puse en pie intentando no moverme bruscamente. ¿Cómo era que sentía dolor? Y lo mas importante ¿Dónde estaba? No recordaba nada, tan solo el haber visto una gran luna llena la noche anterior.
Me gire hacia el espejo del tocador. Llevaba un camisón gris que marcaba las curvas de mi cuerpo más de lo necesario por lo que cogí una fina manta de las que había revueltas sobre la cama y me tape con ella.  Al hacerlo, vi mi cuello enrojecido y una gran herida que empezaba desde detrás de la oreja, hasta llegar casi al final de mi hombro. Era espantosa, aquello me sobresalto al verlo e inmediatamente lo cubrí con la manta para no poder observarlo.

-Has despertado-La voz de una chica me hizo mirar tras mi espalda, encontrándola de frente.

Aquella chica…La conocía, si. Aquella chica era la que salve yo de ser atrapado por la gente del pueblo.

-Tu…-La observe de arriba abajo.

-Si, soy ha quien viste anoche con… Rubén-Agacho la cabeza.


¿Rubén? Aquel nombre empezó a dar vueltas en mi cabeza, junto con escenas. Me senté en la banqueta del tocador de las vueltas que daba mi cabeza.

-¿Estas bien?-La chica se  acerco a mi.

Sacudí la cabeza y la mire.

-¿Eres…?

-Verónica- La chica se sentó en la cama pudiendo estar a mi lado.

-¿Qué me ha pasado?-pregunte retirando la manta de mi cuello.

Ella se acerco para mirar.

-Lo tienes mucho mejor-me miro-¿No te acuerdas? Rubén… Aun me es difícil de creer,-Suspiro-Rubén te violo anoche en la orilla del lago.

Mi cabeza habría explotado por no ser que el momento paso fugaz por mi cabeza, me lleve las manos a la cara horrorizada.

-Tranquila, no fue él quien te encontró si es lo que te preocupa.

La mire confundida.

-¿Quién?-Parpadeé, no sabia a quien se refería.

-Gabriel, el aun no sabe nada, ni siquiera anda por aquí, se fue ayer por el medio día a Francia, aprovecha para cazar sin ser visto.

-Entonces tengo que marcharme-me incorpore inútilmente, ya que me senté al sentir una punzada.

Maldita sea, como era que siempre lo tenia en medio de algún problema, nunca desaparecía, me vine a Londres para no verle, por me sentía bien con Rubén.

-Todavía no, además nunca entra en esta habitación, es únicamente para los pacientes.- Se había levantado a la vez que yo y ahora tenia una mano sobre mi brazo.

-¿Pacientes?

-Si, tengo un consultorio pequeño para las urgencias del pueblo, te encontraron unos aldeanos al amanecer y te trajeron aquí pensando que la herida era pequeña y lo exageraba la sangre, aunque la herida es muy profunda no ha tocado nada importante, así que no te preocupes, en varios días podrás irte si es lo que quieres.

-Gracias.-Me volví a cubrir con la manta.

-Se me olvidaba preguntártelo, ¿te digo algo antes de irse?

Me estremecí entera al recordarlo.

-Si…-hice una breve pausa- me dijo algo así como, vendrás a mi siempre.

-Elizabeth-Se agacho frente a mi quedando bastante abajo a mi mirada cogiendo una de mis manos-Escuches lo que escuches en tu cabeza, o sientas la necesidad de irte, no lo hagas, Rubén borracho pierde los estribos y se vuelve el diablo en persona muchas veces, por mas caballeroso que sea, por favor, no le hagas caso.

-¿Por qué, que pasa?-sentí miedo irremediablemente ante aquellas palabras.

-Intenta manipularte psicológicamente, esa frase se repetirá una y otra vez inconscientemente en tu cabeza hasta que acabes por ceder a la orden. Tu sangre corre por su cuerpo y le será mas fácil hacerlo ahora que tiene parte de ti dentro de él.

-¿Entonces tu…?

-Si Elizabeth, me salvaste de lo que podría haber sido una muerte segura, ¿te acuerdas cuando me salvaste de ser cazada? Los mando él tras de mi, me ordeno huir pero regresar al día siguiente si seguía con vida, he sido capaz de evitarlo  días y semanas, pero aquel día no tuve fuerzas para resistir, me has salvado dos veces de morir, te debo mucho. Recuerda que para Rubén no es mas que un juego donde el que pierde muere.




1 comentario:

  1. Me da a mi que el desenlace de esta historia va a ser muy trágico y si no... casi. Ya veremos como sigue *.* que espero que sea pronto! xD

    tQQ

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Creyeron que podían usarme y tirarme. Intentaron hacerme pequeña. Sufrí muchas humillaciones, pero ahora estoy por encima de todo. Sí, el precio que pagué fue toda mi mida, pero al fin hallé una salida. Y si de lo malo puede salir algo bueno, el pasado descansa en paz. "Marilyn monroe"