Giselle se traslado a un antiguo palacete de Hungría con su recién esposo tras una repentina boda asegurándome que dentro de un tiempo volvería conmigo, y tras ella una suma de dinero importante a más de un nuevo titulo para la “familia”.
Erdély se sumergió por completo en negocios secretos de palacio, y frecuentaba reuniones en clubs donde el adulterio era la base del negocio que le hacían dejar de frecuentar mi estancia por las noches.
Sin en cambio, yo me dejaba consumir por un amor casi inexplicable para mi razonamiento, y destruyéndome con el afán de ser la mujer de Rubén.
Este supo al poco tiempo de que yo me fuera con él, que mi relación con Erdély era tan solo carnal en ocasiones, y que ni siquiera mi familia era una verdadera familia, tan solo Giselle se libraba colocándola como mi hermana, como bien sabia Christopher, su marido.
Me fui con Rubén sabiendo que estaría un largo tiempo perdida en mi “hogar”, la torre de Montpellier. Casi fui obligada, aunque acepte temerosa de estar en una casa tan sumamente grande y sin casi nadie salvo con mis doncellas.
Ahora vivía en Londres, y había perdido pista alguna de Gabriel y la extraña chica de la cual aun no sabia su nombre. Aquella ciudad me provocaba una gran ansiedad, todo era demasiado movido, era un frenesí constante de la gente, y aquello me hizo disminuir mi caza y con ello el numero de victimas en una sola noche sabiendo que las calles no estaban completamente vacías en aquel lugar.
Una noche, a altas horas de la madrugada, un voz femenina corría por el pasillo de la segunda planta, donde se encontraban las habitaciones. Me extrañe por la voz, por que se suponía que tan solo estaba yo y Rubén, quien tendría que estar durmiendo.
Deje el libro en la pequeña mesa situada al lado del sillón color crema donde estaba sentada, y decidí subir. Frente a la escalera de piedra, me quite las zapatillas, para evitar hacer ruido alguno dejándolas al comienzo del primer escalón. Al llegar a la entrada del pasillo del que procedí la voz, vi a la chica de la cual pensaba haber olvidado su rostro retorcerse en los brazos de Rubén. Quede completamente inmóvil observando la escena, A la muchacha poco le quedaba de ropa interior, y Rubén la recorría con una mano, mientras que con la otra sostenía una copa de vino y besaba el cuello de esta.
Note el camisón como no me dejaba mover debido a que me lo estaba pisando yo misma, al levantar un pie para quitar la tela de la planta, mi cuerpo perdió el equilibrio y resbalando con el otro pie, caí hacia detrás por las escaleras propinando el ruido que intentaba no causar.
Tirada en el suelo medio conmovida por el golpe, vi la silueta de Rubén en lo alto de la escalera despotricando en contra de los cielos y los infiernos.
-¡No, Rubén!-Me incorpore e intente ponerme en pie.
Rubén por poco no tocaba los escalones para poder bajar tan rápido como pudiese.
Conseguí correr gracias a que aun regeneraba los huesos y los músculos rápidamente, salí por la puerta trasera la cual daba a una jardín, casi idéntico a el de Montpellier excepto que su bosque era mucho mas frondoso y tenia una cierta niebla entre las copas de los árboles, aunque no poseyera aquel jardín un tremendo laberinto.
-¡¡Elizabeth!!-Escuche gritar a Rubén quien salía al momento por la puerta.
Estaba ya dentro del bosque, observando que tenia que esquivar ramas y raíces levantadas para poder huir de él. Para una sola vez que me atreví a mirar hacia detrás y tropecé sin llegar a caer con un pequeño tronco caído en el suelo.
Empezó a despejarse aquella niebla, al igual que los árboles dejándome correr todavía más.
No escuchaba los pisotones de Rubén tras de mi, y aminore el paso para poder mirar hacia atrás. Cuan grande fue mi sorpresa al verle mas cerca de lo que yo pensaba haciéndome correr inmediatamente, pero mis pies toparon con algo muy frío y un suelo repleto de pequeñas piedras. "Otra vez no", pensé.
Entonces caí al suelo, empapándome de arriba a bajo de agua helada. Parecía volver a revivir mi transformación, de una manera más terrorífica. Al mirar mis manos llenas de barro del lago, Rubén apareció al alcance de mi vista.
-Basta, ya nos hemos divertido suficiente corriendo por el bosque -Sonrío cínicamente.
-Rubén, por favor- Intente retroceder hacia atrás, pero el agua empezaba a cubrir mis piernas rápidamente.
-¿Es que, ya no te sientes fuerte a mi lado? Te recuerdo que junto a mi serias más fuerte, y resistirías mejor a cualquier golpe.
Antes de terminar la frase le tenia frente a mi, le mire incrédula, obsoleta por lo que acababa de decir.
Soltó una risa espantosa, dándole una imagen aún mas oscura de la que yo imaginaba. Se agacho frente a mi, y me agarro de ambos brazos, arrastrándome hacia él obligándome a besarle.
-¡¡NO!!-Logre separar mi boca de la suya.
Me zarandeo entera, y me tumbo en la orilla, notando todas las piedras, afiladas y no afiladas en mi espalda agarrando mis dos manos y empujándome hacia el suelo para no poder incorporarme.
Retiro el camisón mojado de mi piel hasta la altura de mi cintura, mordiendo mi cadera. Esta vez no aguantaría el dolor como las demás veces, no había ingerido sangre recientemente dejándome débil en todos los sentidos llegando a dejar que el filo de algunas piedras empezaran a clavarse en mi piel. Solté un leve quejido de dolor haciéndole a entender por equivocación que era un gemido de placer.
Empecé a patalear en un intento de que no me penetrara aquella vez, fue en vano cuando su peso cayo sobre mis piernas y las obligo a abrirse, entrando en mi con una fuerza superior a todas las anteriores.
No grite, mi voz no era capaz de salir por mis labios, cerré los ojos tan fuerte como pude al igual que mi boca para no sentir su sucia lengua. El dolor cada vez era mas intenso e insoportable llevándome al extremo de llorar.
Abrí los ojos de par en par, frente a él estaba llorando, y mis ojos se abrían vueltos amarillos de coraje y dolor que sentía dentro de mi. Sus ojos fueron inundados de negro, y su mandíbula se desencajo dejándole abrir todavía mas la boca y dando paso a una dentadura completa de dientes en forma de colmillo.
-No…No pude ser…-Susurre- Un…
Antes de pronunciar aquella palabra, empezó a desgarrar mi cuello y mi hombro haciéndome soltar los gritos que jamás había atrevido a proferir.
-Volverás a mi cada día, cada noche.-De nuevo aquella voz entro en mi cabeza.
-No… ¡Matadme ya!-Grite en vano, pues ya no había nadie quien lo pudiera escuchar.
Guau! No se me ocurre k poner, sabía que Rubén no era humano desde el principio. Continua pronto.
ResponderEliminarBesitos de parte de... la reina cotilla xD
ResponderEliminarSe supone que es un lobo, no? es lo único que se me ocurre y lo que tendría sentido. Yo aquí adelantando acontecimientos a la gente sin saber una puta mierda xDDDDDD