-¿Y en vos, Elizabeth?
-No habéis dado una respuesta coherente a mi pregunta. -Devolví la sonrisa.
-Está bien, me crie en una familia muy estricta, y siempre me han mantenido en las costumbres antiguas, aunque hoy en día mucha gente sigue manteniendo ciertos rasgos de los modales a seguir.-Dio un vistazo rápido a unos ventanales y volvió a mirarme- Ahora os toca.
-Creo que todo se resume a lo mismo, mi familia… fue muy dura conmigo por no decir que ni siquiera he llegado a tener una.-Mire mis manos, y aunque no lo quería, mi mente retrocedió a mi infancia sin pensarlo.
-Os entiendo perfectamente-Había acogido mis manos entre las suyas besándolas
La cabeza empezó a desvariarme, y notaba como perdía fuerza en todo mi cuerpo, La visión cada vez era más borrosa y dudaba de que aguantara mucho mas cuerda midiendo mis palabras y mis actos.
-Rubén, llamad a Giselle, me encuentro muy mal-retire las manos de las suyas, y apoyándome una mano en el banco hacia atrás, coloque la otra en mi frente.
-Enseguida-corrió hacia el interior de la torre.
La escasez de sangre en mi cuerpo me estaba matando lentamente. Me alce, y empecé a caminar dirección a la entrada, cuando por fin llegué salía Giselle acompañada de Rubén, quien rápidamente me cogió en volandas y me subió a mi habitación. Giselle le pidió que se marchase y que volviera otro día, ya que la situación era complicada en aquel momento.
No pude remediar gritar de dolor al sentir un leve latido en el corazón, indicando que la muerte acechaba convertida en vida humana. Había sido idiota al no alimentarme aquella mañana, y ahora pagaba la estupidez.
Giselle echo bruscamente a Rubén ya que se resistía, llamo a Erdély quien acudía a mi estancia.
-Elizabeth-Me agarro el rostro entre sus manos.
-Traedme sangre, me da igual de donde proceda, ¡pero necesito sangre!-Empecé a sentir la necesidad de respirar, mi cuerpo tomo necesidades humanas que antes ni siquiera tenía presentes.
Giselle gimió, se volvían débiles al igual que yo.
-No tardare-Giselle salió de la habitación.
Tenía que aguantar y sacar fuerzas, o ni siquiera ellos sobrevivirían al más mínimo dolor que sintiera.
-Estaré bien, sal y ayúdala-Desgarre una almohada de la cama.
-Pero…-Mantuvo una mueca de dolor visible.
-¡Vete y consígueme algo, por favor!
Le vi la preocupación en los ojos, nunca antes había suplicado y era sumamente extraño para él.
-¿Aguantareis?-Erdély soltó mi mano.
-Por supuesto -el dolor empezaba a calarme en la cabeza-Márchate antes de que sea demasiado tarde para ayudarme.
Desapareció en cuestión de segundos, mientras que intentaba no cerrar los ojos de cansancio luchaba contra el dolor. Me ovillé en posición fetal, estrechando entre mis manos las sabanas con la mayor fuerza que podía.
Los ventanales golpearon contra la pared a causa del viento dejando paso a una corriente helada que me hizo estremecer.
-Elizabeth-alzaron mi rostro.
El sueño vencía a mis parpados poco a poco, dejándome más indefensa de lo que estaba.
El fuerte olor a sangre me despertó buscando el origen, mis labios toparon con la carne de alguien de donde emanaba, dándome en poco tiempo la fuerza que había perdido.
-No juguéis a ser fuerte, saldréis perdiendo siempre y cuando yo no esté cerca de vos.
Unos dedos recorrieron mi hombro casi ofreciendo una caricia cuando llegue a oír aquellas palabras, no tuve tiempo de mirar quien era, pues se marcho cuando las puertas de mi habitación se abrieron.


Vaya... y podría decir más cosas, pero es que no me salen xD Tnego interés en saber quién será ese supuesto ser que ha entrado a la habitación...
ResponderEliminartQQQQ (K)