miércoles, 25 de agosto de 2010

Matrimonio consentido.


-Sube -Le extendí la mano y en un abrir y cerrar de ojos se encontraba tras de mí-Agárrate.

Y sin pensar lo que hacía, aspee el caballo saliendo de allí lo más rápido posible.

Al llegar la chica bajó del caballo aunque fue más una caída, ya que quedo extendida en el suelo tan solo tocar la tierra. Estuve por llamar a un criado, pero caí en la cuenta de que no había nadie. Baje maldiciéndome, y cogiendo a la chica en brazos la lleve al interior de la torre. Subí las escaleras  abríendo la puerta de mi alcoba con un hombro, dejandola a los pies de la cama.

Me desvestí y me tape con una bata negra anudándola en mi cintura. Cuando me acerqué a la joven, vi una herida en el costado izquierdo no muy profunda, por lo que me extrañe que le hubiese producido el desmayo. Busque toallas y alcohol para desinfectar la herida junto con un cubilete con agua caliente. Al acercarme a la herida, un olor me repugno mezclado con el de su sangre.
Cuando volví a olerlo supe que era veneno, Ancalthur, una hierba que desorienta y deja incapacitado a cualquier vampiro durante horas. Rápidamente cure la herida dejando un paño con alcohol sobre la herida.

Salí a la cocina dejando allí lo que había utilizado y ahora estaba manchado de sangre, al cruzar el salón escuche la puerta principal abrirse dejando entrar la risa de Giselle.

-Querido mío, puedo aseguraos que el viaje valdrá la pena-escuche decir.

Me acerque al lugar para ver que sucedía.

-¿Qué está pasando aquí?-Mire al hombre quien sonreía y a Giselle que parecía feliz.

-Perdone mis modales señora-El hombre se acerco a mí para poder besar mi mano.

Volvió al lado de Giselle quien le cogió la mano mirándose como si fueran culpables de algo y estuvieran contentos por ello.

-¡Nos vamos a casar!-Giselle me abrazo efusivamente.

-¿Qué?-Me hice la ignorante- ¿Casaros? ¡Por Dios!

-Siempre y cuando vuestra hermana mayor de su aprobación.

-Oh, vamos, ¡claro que la da!-Giselle me cogió de las manos extendiéndolas.

-¡Giselle por favor!-Mire al hombre quien se puso serio al instante.

-Seguro que papa y mama abrían aceptado a Ian sin rechistar.- Soltó mis manos y agarro las de su prometido.

-Giselle ya sabes que…-Agache la cabeza.

-Perdone mi atrevimiento Marquesa, pero no habría cosa que me hiciera más feliz que casarme con su hermana, nos queremos, y prometo hacerla feliz.

Por supuesto que le aria feliz, saciaría su aburrimiento una buena temporada, y traería ganancias importantes.

-¿Qué dices?-Giselle me miraba.

-Está bien, tu felicidad es la mía, así que adelante, os doy mi aprobación.

Les deje a solas en la sala de estar, donde Giselle sabía muy bien como distraer a aquel hombre, mientras tanto subí a mi habitación.

Al abrir la puerta me encontré a Gabriel sentado a un lado de la cama acariciando el rostro de la chica.

No solté palabra, no fui capaz, no esperaba verle en mucho tiempo, aunque sabía que era inevitable.

-Gracias-Soltó él sin más.

2 comentarios:

  1. ¿Que? ¡No puede ser! Me esta gustando mucho la historia , menudo enredo XD

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  2. ah pero que Giselle tenía un novio... vaya Oo aquí cada vez me quedo con más cara de tonta xD y todavía no me has quitado la intriga de quién entró a la habitación, jopetas *.*

    quiero más ^^ así que ya sabes jajaja


    tQQQQQQQQQQQQQQQQQQQQQQQQQQQQQQQQQQQQQQQQQ

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Creyeron que podían usarme y tirarme. Intentaron hacerme pequeña. Sufrí muchas humillaciones, pero ahora estoy por encima de todo. Sí, el precio que pagué fue toda mi mida, pero al fin hallé una salida. Y si de lo malo puede salir algo bueno, el pasado descansa en paz. "Marilyn monroe"