miércoles, 30 de junio de 2010
Lili, enloquecida.
-Alejandro, esto debe valer una fortuna…-Toque con delicadeza el colgante, y mirándome a un pequeño espejo que tenía en el tocador le mire- ¿De dónde lo has sacado?
-El señor Vom hane me lo dio para ti, ambos compartimos que es un colgante digno de tu belleza.
Note como mis mejillas se enrojecían ante aquel comentario, nunca me había tomado la belleza enserio, y no me creía hermosa que se diga, Lili lo era mil veces más, era rubia tenía unos enormes ojos azules, y lucia un cuerpo perfecto.
Sin en cambio yo tenía el pelo moreno oscuro, ojos verde oliva, y de mi no se despegaban curvas por mi cuerpo.
A veces pensaba que no era hermana de Lili y Ana, ya que ellas eran idénticas, salvo por qué Anna tenía el pelo pelirrojo oscuro.
-Le enviare una carta dándole las gracias.-Sonreí-Gracias.
Me mire nuevamente en el tocador, era imposible dejar de observar dicha joya.
-Cambiando de tema… ¿Qué es lo que viste en el laberinto?
Al girarme me lo encontré de cara, estaba aun más cerca de mí.
-No… no vi nada, absolutamente nada, me invadió la sensación de que me perseguían, y corrí con todas mis fuerzas, hasta que… choque contigo.
Acaricio mi mejilla y me beso en ella.
-No nos asustes más a tus hermanas y a mi, haz el favor.-Toco el colgante- El señor Hane lo heredo hace poco de una de sus primas, al no tener dama alguna en su hogar, me lo dio mencionando tu recuerdo de cuando eras más pequeñas.
-Le iré a visitar en estos días con urgencia.
Al acabar mi frase, un estruendo sonó tras la puerta y ha Ángela y Lili gritar. Inmediatamente Alejandro y yo salimos hacia el lugar de los gritos, el salón. Me encontré a Ana en el suelo, pálida mas que el marfil. De la caída, había intentado aferrarse a el pequeño mantel de la mesa, donde se encontraba un jarrón lleno de flores y que había tirado tras de si.
Mi hermano inmediatamente se arrodillo a su lado, levantándole la cabeza. Hizo llamar a un medico, aunque Ángela se había adelantado y se hallaba llamando ya. Conseguí traer toallas empapadas en agua fría, ya que Ana empezaba a tener sudores fríos. Aunque me costaba asimilar tanto en tan poco tiempo, conseguí mantenerme medianamente despejada.
Cuando el Doctor llego, junto con Alejandro, llevaron a Ana a su habitación, allí pudo revisarla y determinar que tenia anemia.
-Por el riego de sangre en sus ojos, todo indica a que sufre de anemia.-Echegaray, como se llamaba el medico de la región, hacia pruebas a mi hermana.
-Se… que hace cosa de uno o dos días, tubo un pequeño desliz con el periodo.- No solía mencionar esos temas con un hombre, pero la salud de Ana se veía implicada.
Este alzo la mirada, y bajo sus gafas. Empezó a guardar todo en su maletín negro de piel, y se incorporo.
-¿Estará bien?-Pregunte antes de que saliera por la puerta.
-Hasta que no finalice su estado, debe permanecer en cama, las comidas que sean consistentes para que recupere fuerzas.
Para despedirse, beso el dorso de mi mano, al igual que hizo con Lili, la cual estaba esperando en la puerta sumamente preocupada.
Mi hermano acompaño al Doctor hacia la salida.
-¡OH Erzsébet, cuan preocupada estoy por nuestra hermana!-Lili se levanto de su asiento.
La mire, ¿seria cierto? No recordaba tal sentimiento cuando yo, en brazos de Alejandro, entre delirando en casa. Quizás, debido a ello, no recordaba a Lili en ese estado.
-Tranquilízate Lili, Echegaray ya ha mencionado que haga cama y coma bien, tan solo es culpa de su periodo por lo que le ha sucedido tal cosa.- Cerré el libro que tenia en las manos, era imposible centrarse con su compasión, y preocupación estando presente cada dos minutos en el aire.
De pronto mi hermana mayor gimió.
-¿Qué?-Aquello me acababa de asustar muchísimo.
-¿Y si nuestra hermana sufre peste de rabia?-Había elevado la voz, y colocado sus manos en la cabeza.- Imagínate Beth, ¡esta casa inundada con tal enfermedad!
Ahora si, había enloquecido completamente.
-¡Lili por favor!-Me incorpore súbitamente, me ponía enferma llegar a tal extremo de dramatización.-¿No te das cuenta de lo que dices? Estas preocupada por Ana, tan solo es eso, yo también lo estoy, y Alejandro no ha salido de su estancia desde que el Doctor partió hacia Tolna.
-Lo siento, no soy capaz de comportarme ante tales situaciones… primero fuiste tu, entrarte en casa delirando, y ahora el desmayo fortuito de Ana.-La vi sentarse de nuevo en su lugar cubriendo su rostro con ambas manos.
Guarde el libro en la pequeña biblioteca, y me agache hasta ponerme a su altura frente a ella.
-Tranquila, dentro de un par de días, estará nuevamente soñando con recorrer mundo.
Lili me miro, y se dibujo una sonrisa en su rostro.
-Tienes razón, Gracias.- Coloco una mano en mi hombro.
Alcé el hombro contra mi rostro con tal de estrechar su mano levemente.
-Si me permites, iré a descansar, el pequeño accidente me ha dejado reducida. -Me puse en pie y planche la falda.
-Creo que yo también are lo mismo, dormiré esta tarde para poder estar junto a Ana esta noche.
Y sin mas, ambas nos dirigimos a nuestras respectivas habitaciones.
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Creyeron que podían usarme y tirarme. Intentaron hacerme pequeña. Sufrí muchas humillaciones, pero ahora estoy por encima de todo. Sí, el precio que pagué fue toda mi mida, pero al fin hallé una salida. Y si de lo malo puede salir algo bueno, el pasado descansa en paz. "Marilyn monroe"

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