Me desperté por el dolor gimiendo y sollozando. Estaba tirada en mitad de una calle olvidada, lejos de donde yo había recordado andar.
Acostada de lado, mi cuerpo yacía inmóvil por ahora. Conseguí incorporarme débilmente y darme cuenta de que mis uñas estaban ensangrentadas, y mis manos mostraban heridas de haber sido arrastrada un largo tiempo.
Pose una de mis manos en la nuca en intento de calmar el dolor. Tenía una pequeña contusión que me hizo estremecer al tocármelo. Tenía la ropa rasgada de varias zonas, la cadera empapada en sangre, y notaba de la cabeza caerme agua.
Mire hacia arriba, no había ningún balcón, ni ninguna tubería rota. Alcance a tocar el liquido, y para mi sorpresa era mas sangre.
Eche un mechón de pelo hacia delante, viendo que lo tenía empapado de ella.
Al intentar levantarme sujetándome a la pared, la cadera, reacia a ayudarme, me hizo caer de nuevo.
Sabia de sobras que mis órganos sangraban y que mis músculos estaban dañados brutalmente.
Me quite los zapatos, aquello me entorpecía aun más el levantarme al llevar tacón. Una vez conseguí estar en pie ande, ande hasta que el cuerpo no me aguanto.
Estaba perdida, mi sentido de la orientación estaba totalmente anulado. Empezaba a hacer frió y a lloviznar.
No aguantaría mucho más consciente en aquellas condiciones.
Sentía el cuerpo flotar, sin en cambio aun sentía la tremenda angustia por todo mi cuerpo. Escuchaba un suave runrún en mi cabeza, pero me era indiferente, estaba cansada, muy cansada.
-Frank, ¡Ya reacciona!
Fue lo primero que llegue a oír. Era la voz de un hombre, y entre medio apareció la de una mujer.
-Aparta, déjame ver.
Sentía el contacto de una toallita húmeda en mi frente. Lo agradecí, aquello calmo el calvario dentro de mi cabeza. Abrí los ojos, no me costo ajustar mi visión ya que había poca luz. Me encontré de frente con una mujer, que rápidamente me dedico una sonrisa.
-Tranquila, estas en buenas manos- Se dirigió a otra persona- Trae algo para que la chica coma.
Deje de sentir preocupación, si tenia que pasarme algo mas, que pasara ya. Me trajeron algo de comer junto con una medicina que me hizo sentir mucho mejor. Volví a dormirme, hasta que el cuerpo dijo basta, Ninetta, como se llamaba la mujer, me dejo ropa para poderme duchar.
Al entrar en el baño lo primero que hice fue mirarme en el espejo. Mi pelo era completamente negro a causa de la sangre seca. Me limpie varias veces el pelo y siempre sacaba aquel color que tanto detestaba.
Cada vez que el agua rozaba mis muslos, el dolor agudizaba hasta el punto de hacerme gemir. Ninetta rápidamente pico a la puerta preguntando por mi estado y la tranquilice rápidamente. Al salir, seque mi piel y mantuve una toalla rodeándome la cabeza. Acabe de vestirme y retire la condenación de agua del espejo con tal de verme. Me quite la toalla y contemple mi pelo, ahora era de un color rojizo sangre, brillaba como nunca. “Lo que me faltaba”, pensé.
La lluvia no cesaba en ningún momento, llevaba horas mirando la calle, y pensando, en que mi violador corría por la calle suelto, inmune de todo. Sabia que si lo hacia través la policía, seguiría en la calle al cabo de meses. La rabia me inundaba hasta el punto de hacer demasiada fuerza con los puños, hasta clavar mis propias uñas en la palma de mi mano.
- No para de llover…
-¿Eh?- Rápidamente retire la lágrima que caía por mi mejilla
-Deja que te cure eso- Agarro mis manos llevándola a un sillón
-No te molestes, no es nada.
Aunque insistí no me hizo caso, me curo con un poco de alcohol y vendándome la mano.
-Mi nombre es Brez- Dijo guardando todo lo que saco del maletín de primeros auxilios.
-El mío Catheryn- me cogí la mano vendada.
Me miro seriamente haciéndome agachar la mirada.
-¿Qué te paso anoche?-Su voz sonó en eco en mi cabeza.
-No me acuerdo de gran cosa, tan solo de… despertarme en medio de la violación y recibir otro puñetazo dejándome de nuevo inconsciente.-Me mire el vendaje, dándome cuenta de que estaba bien echo y no a lo chapucero, como todo el mundo lo solía hacer
-¿Llegaste a verle?
Negué con la cabeza.
- Aunque…no era ningún vagabundo, eso seguro.
-Tranquila, le encontraremos- Poso una mano encima de mi rodilla agachándose hasta poderme mirar.
Yo lo sigo diciendo... que mal royo!
ResponderEliminarenserio, es de solo pensarlo se me pone un huevo en la garganta... aarg xD
Pero la historia se pone interesante, jojo
tQQQQ