sábado, 2 de marzo de 2013

Juego de camas [3]


Yo la miro, pocos consiguen tener el privilegio de llamarme por mi nombre completo, y pocos consiguen conocerlo realmente.  Retiro la silla, y al poco tras de mi un camarero se dispone a acomodarme la silla para mi conformidad. Me tiende la carta y sonrío dulcemente, haciendo que el chico joven, de seguramente apenas unos veintitrés años sonría como un bobo.

La abro, y el menú vuelve a ser el de cada viernes. Kendra ríe dulcemente y yo me distraigo en pensar en las prisas de Alexander, en su forma de despedirse que no hace más que privarme de respiración.

-¿Y la señorita? –Pregunto la voz del joven bobalicón, parpadeo y le miro, encontrándome con un rostro más inocente de lo que esperaba.

-Cordero con puré manzana, para beber una copa de vino blanco Chardonnay – Cierro la carta de cuero marrón y la dejo en una esquina de la mesa. Este tras apuntar los pedidos recogió las cartas, Jolene me miro escuchando los pasos apresurados del camarero.

- La semana pasada faltaste a nuestra cita…- Reprocho en un tono neutral esta, yo, que bajo la mesa tenía las piernas cruzadas cuadre los hombros un poco más.

-Estuve muy ocupada- "Muy ocupada con Alexander". Sonrío, calmadamente y ellas parecieron sonreír también.

Kendra bebió de su copa que solo tenía agua.

-¿Sabes ya cuando saldrá la colección?-Kendra como siempre, impaciente por la moda.

Rio inevitablemente, son mis amigas, pero sé que tengo que tener cuidado con ellas. Somos mujeres, que a nadie se le olvide.

-No, Kendra. Pero puedo asegurarte que será brillante, dentro de unos días os llegaran las invitaciones, siento la demora por hacéroslas llegar…- Miento, no quería invitarlas a ese desfile, y menos cuando se trata de la presencia de un hombre mío.

-¿No sabes cuando sale, pero ya hay invitaciones?- Jolene miro a Kendra, que la miro a ella también y yo las mire a ambas.

-Bueno, quizás sí que lo sepa, pero es un secreto que me han hecho guardar- Reí levemente mientras ellas dos volvían a reírse y soltaban comentarios que seguramente con hombres a su alcance no pronunciarían.

Nos traen la comida y confieso que aun habiendo desayunado en casa de Alexander, mi cuerpo asimila comerse todo el plato e ingerir la copa de vino que tan bien entraba por sí solo.

La charla no fue mucho más allá de lo habitual, cotilleos, y comentarios de mujeres frustradas casi sexualmente sin motivo. Tras un par de horas soy la primera en levantarme de la mesa tras pedir disculpas.

-Tengo varios asuntos que atender, prometedme que os comportareis…-Bromeo, Kendra ríe, y Jolene se retira un mechón pelirrojo del rostro mostrando la alianza de matrimonio.

-Vigila el camarero, lleva desde que te tomo nota mirándote.- Kendra toma de nuevo la copa entre sus dedos y bebe, miro a la pelirroja y mira hacia el camarero, pero yo no miro.

-Hasta el próximo viernes- Concluyo,  camino entre las mesas con mi bolso de mano negro de charol brillante y antes de salir, el hombre que me había recogido anteriormente el abrigo me ayuda a ponérmelo, puedo ver ya el Cadillac desde la puerta de cristal, me giro y abro el bolso de donde saco un billete para dar la propina, encontrándome que el hombre que me ha ayudado aponerme el abrigo es el chico joven que mis amigas decían.

Nos miramos, y  sin mirar un segundo el bolso meto la mano para sacarla de nuevo con algo más, se la tienda a este, que agradecido coge el billete y ese algo más.

-Gracias- Comenta, yo me giro sin decir nada más y espero a que me abran la puerta para bajar las escaleras y al poco, adentrarme en el coche grácilmente.

~
*


Son las dos de la mañana y mis gemidos rompen el silencio de mi casa. Una de mis manos se acomoda contra el cabecero de madera oscura, imponiéndome un tope a mis movimientos secos y frenéticos. Mi otra mano se ocupa de sostener mi torso alzado de la cama mientras mis rodillas están clavadas en el colchón. Sus manos agarrando mi cintura me impulsan hacia atrás cuando el empuja y arranca de mis entrañas el placer que se dispara en gemidos por mi boca.

Las tres y media de la mañana, mis rodillas vuelven a estar ancladas en el colchón, mi torso erguido y mi rostro mirando al techo mientras mis manos, sobrepuestas sobre las de el, le imponen el tipo de masaje que quiero en mis pechos sin dejarme de mover bruscamente.

*
~

Ha amanecido, la cama esta revuelta y yo ando en la bañera envuelta en agua caliente y sales de baño.  No tardó demasiado en desayunar, si, bañándome ¿Por qué no? Pequeños lujos de la vida para quienes lo aprecien.

Ando con el teléfono pegado a la oreja, los papeles de algo así como una reunión en mis manos, pasando hoja tras hoja, casi sin leer lo que pone.

-Quiero que las entradas y las salidas estén vigiladas, lo he repetido ya dos veces-La voz de a otro lado parlotea, y yo no puedo más que apartar el teléfono de mi lateral del rostro y colgar la llamada, ya se apaña.

Doy dos o tres golpes en la superficie de la mesa con el montón de papeles en mis manos y estos se colocan correctamente ipso facto. Cojo una separador y los archivo en un cajón del escritorio. Tocan a la puerta y el rostro impasible de Alexander  se deja ver, pasando y cerrando rápida pero delicadamente la puerta y se acerca a paso seguro a la mesa que yo rodeo, apoyando mis posaderas en la superficie, se coloca frente a mí y no tardo en coger las solapas de su americana, alzando el rostro y observándole.

-Hola-Murmuro, pero en sus ojos puedo ver que no está del mejor humor. Dejo que me haga retirar la cabeza hacia atrás como de costumbre, cogiéndome de la melena negra azabache.

-¿Dónde te metiste anoche?-La voz es grave, masculina, y me retumba por todo mi interior cual elixir.



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Ante todo, pedir disculpas por la tardía en subir el capitulo... Me han pasado ciertas cosas que me han hecho ausentarme mayormente de la escritura y de la lectura si mas no.
Ya se esta haciendo en el horno la cuarta entrega.
¡Arrivederci! 



2 comentarios:

  1. Tan inocente de mí que pensaba que había pasado la noche con Alexander... No hay nada mejor que tener la riendas de una misma jajaja

    Espero el cuarto, ya lo sabes ;)
    Un besazo, tqq

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  2. Madame... que istória tensa y fuerte...
    Yo pensé lo mismo que Nana....jejejejeje!!!
    Besos!

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Creyeron que podían usarme y tirarme. Intentaron hacerme pequeña. Sufrí muchas humillaciones, pero ahora estoy por encima de todo. Sí, el precio que pagué fue toda mi mida, pero al fin hallé una salida. Y si de lo malo puede salir algo bueno, el pasado descansa en paz. "Marilyn monroe"