Déjame respirar de este aire que nos consume,
Déjame respirarte, anhelarte, quererte, odiarte,
necesitarte...
Déjame unos segundos más, memorizar el aroma de tu
piel.
El olor a miel, a chocolate y a naranja que siempre me
marco.
Déjame tenerte, apenas unas horas, unos minutos dentro de mi
boca.
Déjame verte por última vez antes de exhalar el aire de mis
pulmones,
Que por un instante te hicieron dueño de mi interior.
Amanecer, memoriza y recuerda estas palabras...
Es tuyo cual pájaro libre, es del aire, es de todos pero no
es de nadie.
Amanecer, despiértalo cada día con el canto de algún verdecillo.
Amanecer, dale el calor que yo no le podre dar.
Noche, acuéstalo en tus sabanas y hazle dormir sin
recordarme.
Se me escapa el humo de la boca,
y por primera vez, es porque sonrío.
Siento miedo a dejar libre las nuevas sensaciones,
tengo miedo a lo nuevo,
a lo desconocido.
Pero cual gato, la curiosidad atraerá mis instintos más primarios.
Madame, estas cosas que escribes son increibles, y, mas aun su senitdo, dejarle ir y aun asi sonreír, dejarle ir siendo de ti y no.
ResponderEliminarMuy bueno, un beso
De un cambio nos vienen sensaciones nuevas. Y de algo que nuevo, siempre se nos presenta el miedo o ese tembleque de nervios. Pero eso es lo que a veces nos impulsa, como has descrito, a sonreír ante la curiosidad. A vivir y ya está.
ResponderEliminarUn besazo!
Tqq