-...Repite conmigo- Dijo brusco y
secamente.-Jamás me atreveré a buscar dolor en el placer.
-Jamás
me atreveré a buscar dolor en el placer...-Repitió con voz
inocente la niña de ojos castaños y melena oscura.
-Esa es mi niña-
Concluyo con una leve caricia en la cabeza, como si de un chucho se tratara
aquel ser que no era más que su hija pequeña.
-Suplica- Ordeno él, tirando de la cadena que entre sus manos le concedía el poder de
mi cuello.
Lo intente,
intente suplicar. Pero la mordaza solo pudo ejercer su misión no
dejarme hablar. Los ojos le brillaron fieros mientras mi voz salía en forma de
jadeo en un intento de hablar.
No sé cómo ha
ocurrido, pero solo puedo pensar en que no sirvió de nada intentar ocultarme
esta forma de vida de pequeña. La inocencia es un factor valorado aun siendo
adulta, ¿inocencia fingida? Eso que más dará, es inocencia al fin y al cabo. Y
es mi chispa para prender fuego en él.
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