miércoles, 29 de diciembre de 2010

Una Fotografia.


A la noche siguiente, antes de que fuera completamente de noche, desperté. Me volví a asear y esta vez elabore un moño con una trenza al rededor. Me entretuve mirando la ropa y encontré vestidos que nunca antes había visto. Tenían curvas y un pronunciado escote. Cogí uno que me llamo la atención, era de color negro con tul por encima con lo que parecía ser un bordado que no llegue a comprender. Cuando me lo probé me mire al espejo que había en la habitación. Me ruborice al verme, mis caderas se marcaban, y mi pecho se veía apretado haciendo que el escote fuera llamativo. Mis piernas se  veían poco más de la rodilla hacia abajo, y me pareció curioso ver como un vestido dejaba enseñar tanto. No saldré de casa, pensé. Así que no tenía que haber problema. Busque rápidamente en el armario unos zapatos y encontré unos de punta redonda, negros, pero con tacón. Al ponerme en pie me resulto difícil pensar caminar con aquellos tacones, pero al moverme note como mis pies se acomodaban a la suela. Me acerque al tocador para arreglarme-siempre había sido muy coqueta, aunque unos días mas que otros- mientras que miraba cajones, encontré un pañuelo que parecía envolver algo. Lo coloque sobre la mesa y saque lo que el pañuelo contenía, que eran dos pendientes redondos negros. Mientras me colocaba los pendientes mire el pañuelo donde parecía haber algo escrito.

Hay algo que perturba mis sueños, y esta casa, esta casa está condenada por el demonio.

Era todo lo que se podía llegar a leer. Esto se lo tendría que preguntar a Ryan o Víctor. Me mire por última vez en el espejo y  me puse en pie para salir de la habitación.
Miraba el pañuelo con determinación, mientras caminaba en busca de alguno de los dos hombres, mientras intentaba descifrar alguna palabra más, ya que había restos de lo que parecía ser carmín o sangre y  la tinta en algunos puntos a causa de algún líquido se había  difuminado.  Caminaba sin mirar mucho por donde iba, ya que empezaba a familiarizarme con la casa. Antes de que pudiera bajar las escaleras para llegar a la primera planta e ir al salón principal, me acerque a una ventana para observar.  Acababa de llover y todo estaba empapado, de ahí a que el paisaje fuera perfecto. Empezaba a apreciar ciertos momentos, pensaba. Pose una mano en el cristal, y no pude notar más que la dura consistencia de este. Me di cuenta de que mi aliento no hacia empañarse el cristal, ya que había dejado de existir.

Captaron mi mirada, y quien lo hizo fue Víctor, que agarraba las riendas de un precioso caballo mientras caminaba. No sonreía, tan solo miraba mi imagen fijamente. Me estremecí por completo ante su mirada, parecía inyectarme en los ojos puro acido haciéndome cerrarlos. Me aparte de la ventana con cuidado sin mirarlo de nuevo y volví a las escaleras para bajar al salón.

No había nadie, así que me desvié a unos pasillos, para buscar a Ryan- Deducía que era el único que estaba en casa después de ver a Víctor fuera- que para cuando lo encontré, estaba sentado en una gran butaca, recostado sobre sus rodillas con un libro en las manos dirección a una enorme chimenea de mármol blanco. Mire alrededor y deduje que aquello seria su estudio particular, ya que sobre las mesas que había dispuestas por toda la habitación, estaban llenas de libros abiertos, candelabros absolutamente repletos de cera desecha, y con nuevas velas encendidas. Lo veía tan absorbido por la lectura del libro que tenía entre sus manos, que no quise tocar la puerta, por lo que me quede quieta frente a la puerta a un lado. Como de costumbre, mis ojos volaron cotilleando sobre las hojas de los libros. Empecé a leer cosas que no entendía, a ver imágenes monstruosas de gente sangrando por cada rincón de su cuerpo, de llamas…Mire a Ryan esperando que no se diera cuenta de mi presencia allí de pie, cuando giro pagina y vi un pentagrama en el centro de esta.

-¿Interesante?-Susurro una voz en mi oído.

Mi mirada quedo clavada en un punto inexistente cuando tiraron de mi brazo arrastrándome casi literalmente hacia algún lugar. De pronto me vi contra una pared, y a Víctor cerrando la puerta de una habitación oscura.

-¿Qué está pasando?-Conseguí preguntar.

-¿Qué hacías fisgoneando?-Miro con ojos amenazadores.

-Yo… quería preguntar…-En ese momento me di cuenta de que había perdido el pañuelo de entre mis manos.- Se me ha caído… -Tuve la intención de salir por la puerta, cuando Víctor se interpuso entre esta y yo.- ¿Me permites?

-No, hasta que me contestes coherentemente.-Coloco una de sus manos contra la pared, y otra en una cómoda llena de polvo.

-Necesito pasar.

-Contéstame.

-Os buscaba a ti o a Ryan para preguntaros algo con lo que me he encontrado al vestirme, y se me ha caído cuando tú me has traído aquí de malas maneras-Lo intente apartar-Y ahora si me disculpas

-Iré yo.- Dijo antes de salir por la puerta y mirarme-No te muevas.

Y así lo hice de mala gana, espere hasta que volvió con el pañuelo en las manos y mirándolo fijamente, cuando volvió a estar entre la penumbra de la habitación, cerró la puerta y me miro.

-¿Dónde dices haberlo encontrado?

-En el tocador de… mi habitación ¿Por qué?

-Era de la hija menor de la familia que vivía aquí.-Se acerco hasta la cama y se sentó apartando unas cuantas telarañas.

-Lo suponía que era de algún miembro, pero… ¿Por qué esa cara? Perdona mi forma de preguntártelo pero… has entrado casi muerto.

El soltó una risa sin fuerzas.

-¿Acaso no lo estoy?-Me tendió el pañuelo, y me miro- Ella era… Bueno, eso da igual, Lo cierto es que hable con Ryan para convertirla en vez de matarla como hicimos con el resto de su familia.

-Eso es algo egoísta y…

-Sí, sí, lo sé. Ryan no accedió, y antes de que pudiera yo saltarme su palabra, fue a ella primero la noche en la que asaltamos la casa. Conseguí mantener sus pertenencias en su habitación, y por lo que veo, ella sabía que algo malo acechaba a su familia, ya que cada noche recorríamos cada rincón del terreno y edificio con el fin de ser lo más sigilosos y rápidos posibles…

Me senté a su lado, pensando que tendría para rato la historia.

-El vestido que llevas, era suyo.

-¿Antes se vestían así?

-¿Acaso crees que evolucionamos? La humanidad va avanzando y retrocediendo desde épocas inmemoriales, Dentro de poco, volverán a llevar las mujeres estos vestidos, las calles se irán viendo afectadas por el delito y la corrupción, aparecerán nuevos inventos, evolucionaran hasta el punto de que volverán hacia atrás y así consecutivamente. Nosotros solo nos ajustamos a la época y si hay que descansar bajo tierra durante años lo hacemos, por ejemplo en guerras o tiempos de crisis extremos.

Lo mire sin parpadear, parecía algo irreal lo que constaban sus labios.

-Tranquila, de momento todo está tranquilo, falta demasiado tiempo como para que te pille por sorpresa- Me miro y sonrió.

-Puestos a dar explicaciones y narrar hechos… ¿Qué hacia Ryan con ese tipo de libros en las manos?

-¿Ryan? Le gusta demasiado empaparse en historia, no te preocupes

Por el momento, aquella escusa consiguió calmar mis nervios.

-A propósito Víctor…-Mire mis manos y luego le mire a él-Siento haber cogido el vestido.

En ese momento me beso la mano con delicadeza.

-No te preocupes, ahora alguien le da uso y no coge polvo en un armario.

Me puse en pie doblando el pañuelo y guardándomelo. Cuando me di cuenta tenía el pelo y medio rostro cubierto de telarañas.

-Sera posible-Dije mientras las apartaba de mi haciendo aun mas un lio.

-Espera-Víctor se puso en pie frente a mí y me ayudo a retirármelas de encima –Listo.

-Gracias-Dije colocándome un mechón tras la oreja.

-No hay de que…

Le escuche decir, antes de que saliera de allí.

Pase el día caminando entre las paredes de aquella casa, buscando fotos, retratos. Observando los retratos de el pasillo que había recorrido los primeros días a mi llegada. En unos, se retrataban batallas, unas donde se perdían y otras donde se ganaba, hermosos paisajes, y cuadros que en un principio no tenían sentido alguno, aunque mirándolos detenidamente, parecían tener un significado que les hacia crecer. Luego me fije en un cuadro, donde parecía estar retratada una familia al completo. El resto de noche lo pase allí, entre retratos, no escuche ruido alguno de Víctor o Ryan, y estuve tranquila la mayor parte de la noche. Cuando me di cuenta, un rayo de sol conseguía colarse entre una ventana y unas cortinas, haciéndome saber que tocaba retirarse a su habitación. Aquel día dormí poco, estuve de pie mirando la ropa del armario, del tocador, dándole vueltas a lo de esa chica. ¿Por qué Ryan no accedió en ese momento? ¿Por qué tuvo que hacerlo en este año, en esta época? ¿Y que vio en mí para hacerlo?

Tenía que fijarme bien en aquella foto, si había algo que me digiera el por qué… Sabía que era la familia de la que me había hablado Víctor, ya que el retrato era en el salón principal de esta casa. Busque mi bata y Salí descalza de la habitación, note como el día me hacía más pesado el andar y me quitaba fuerzas, pero necesitaba mirar la foto de nuevo.
















































Disculpar el tardar tanto en actualizar, pero ando poco inspirada y sin muchas ganas de estarlo. 
Comentar, que tengo pensado -No es seguro, pero es una posibilidad- Que cuando acabe esta historia, seguiré escribiendo la de Café. Que hay días que se ocurren cosas para esa historia.

Así pues, dejar un saludo y felicitar el nuevo año a todo aquel que lo lea.




Madame.B.

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Creyeron que podían usarme y tirarme. Intentaron hacerme pequeña. Sufrí muchas humillaciones, pero ahora estoy por encima de todo. Sí, el precio que pagué fue toda mi mida, pero al fin hallé una salida. Y si de lo malo puede salir algo bueno, el pasado descansa en paz. "Marilyn monroe"